Kenneth Chang cuenta en The New York Times que la sonda Juno de la NASA empezó una larga misión “que no sería posible si no hubiera experimentado problemas de propulsión cuando llegó por primera vez al planeta gigante”. El motor de Juno no encendió. Eso mejoró su exploración de Júpiter.
“Para ser algo que debía realizarse y descartarse hace tres años, la nave espacial Juno de la NASA tiene una apretada agenda durante su exploración de Júpiter y sus grandes lunas. La nave entró en órbita alrededor de Júpiter el 4 de julio de 2016 y ha sobrevivido al bombardeo de la intensa radiación en el mayor de los planetas del sistema solar. Ahora está por terminar su misión principal, pero la NASA le concedió una prórroga de cuatro años y 42 órbitas más”, dice el periodista del Times.
En los próximos años, los científicos podrán observar más de cerca las ocho tormentas de la parte superior de Júpiter.
La inmensa gravedad de Júpiter está tirando de la órbita de Juno, de modo que las aproximaciones más cercanas de la nave —lo que los científicos llaman perijoves— ya no se producen sobre el ecuador, sino que están migrando hacia el norte. Al final de la misión ampliada, el perijove de la órbita se producirá a una latitud equivalente a la de San Petersburgo, Rusia, en la Tierra.