Estados Unidos destinará 3.200 millones de dólares para acelerar el desarrollo de píldoras antivirales contra el COVID-19 y otros virus peligrosos que podrían desatar pandemias.
El programa invertirá en “acelerar las cosas que ya se están realizando” para combatir al COVID-19, pero también trabajará en la innovación de terapias nuevas contra otros virus, dijo el doctor Anthony Fauci, el experto principal del país en enfermedades contagiosas, quien hizo el anuncio durante una sesión informativa de la Casa Blanca el jueves.
“Existen pocos tratamientos para muchos de los virus que tienen el potencial de desatar una pandemia”, dijo Fauci, incluyendo el ébola, el dengue, el virus del Nilo y el síndrome respiratorio del Oriente Medio.
Pero agregó que “las vacunas claramente siguen siendo la pieza clave de nuestro arsenal”.
Estados Unidos ya aprobó un medicamento antiviral, el remdesivir, específicamente contra el COVID-19, y permitió el uso de emergencia de tres combinaciones de anticuerpos que ayudan al sistema inmunológico a combatir el virus. Sin embargo, todos tienen que ser administrados vía intravenosa en hospitales o clínicas, y la demanda ha sido baja debido a estos obstáculos de logística.
Expertos del sector salud han pedido cada vez más el desarrollo de una píldora que los pacientes puedan ingerir por sí mismos cuando los síntomas se presenten por primera vez. Algunas farmacéuticas están probando tales medicamentos, pero se prevé que pasen varios meses antes de que los resultados iniciales estén listos. Los fondos nuevos acelerarán tales pruebas y respaldarán al sector privado en cuanto a la investigación, el desarrollo y la fabricación.
La semana pasada, las autoridades estadounidenses anunciaron que comprarán 1,7 millones de dosis de una píldora experimental antiviral de Merck y Ridgeback Biotherapeutics, en caso de que resulte segura y efectiva. Se espera que los resultados de un estudio extenso del medicamento, molnupiravir, sean revelados en otoño. Los estudios preliminares dejan entrever que esa medicina puede reducir el riesgo de hospitalización si es usada poco después del contagio al impedir que el coronavirus se reproduzca con mayor rapidez.