“Sigo soñando y trabajando para lograr cosas”, asegura en entrevista con Efe la bailarina contemporánea más notable de México, Elisa Carrillo, convencida de que el interés por el arte y la danza ha aumentado durante la pandemia.
“El arte ha mantenido la máquina funcionando. Creo que es un momento para darnos cuenta de la importancia que tiene, de lo importante que es para el ser humano dejarse ir por algo bello, de disfrutar de la bella forma de acercarte a la parte más profunda de tus emociones”, afirma la bailarina.
Carrillo se ha caracterizado por ser una fuerte promotora de la danza en el país.
La primera bailarina del Staatsballett Berlín tiene una fundación que lleva su nombre en apoyo a niños con grandes sueños como los que ella tuvo en la danza y junto con el Gobierno del Estado de México lleva cuatro años impulsando el proyecto Danzatlán, el festival más grande en su tipo realizado en México.
El festival se hará del 30 de julio al 7 de agosto de forma híbrida, un año después de ser completamente virtual.
“Llevábamos dos años muy bien y llegó la pandemia, pero no me puedo quejar, a pesar de toda la dificultad seguimos ahí presentes y es una bendición. El año pasado fue digital y ahora va a ser un formato híbrido”, presume Carrillo, quien espera llegar a México en unas cuantas semanas después de una larga ausencia.
El evento transmitirá funciones de ballet de compañías internacionales y estará compuesto de tres galas presenciales en las que la primera bailarina compartirá escenario con grandes figuras de la danza clásica como Mikhail Kaniskin, Dino Tamazlacaru y Yolanda Correa.
Con esta última, Elisa además mantendrá un conversatorio sobre su trayectoria como mujeres latinas en esta disciplina a nivel mundial.
DE VUELTA A LOS ESCENARIOS
Si bien Elisa (Texcoco, 1981) pisará tierras y escenarios aztecas, su regreso a la vida escénica fue en Alemania tras haber estado ocho meses inactiva, algo que añoró por mucho tiempo y que solo unos pocos de sus compañeros tuvieron la suerte de vivir.
“El momento en que regresé a los escenarios fue como haber estado siempre ahí. Es tu casa, donde amas estar, ese momento es muy grato, pero después de una larga pausa te das cuenta que para tu cuerpo también es otra sensación”, comenta.
La bailarina, acreedora del Premio Benois de la Danza en 2019, asegura que el encierro tan estricto no fue sencillo.
“Hay cosas que uno no puede hacer en casa, porque el piso no es el ideal, esa parte del movimiento de no tener un espacio donde puedas correr y sentir que realmente tu cuerpo está bailando fue muy duro”, confiesa.
Pero como suele ver el lado positivo de las cosas, la bailarina de 39 años resalta que le ha dado la posibilidad de compartir todas las noches cosas tan simples como la cena con su hija y su esposo, el también bailarín, Mikhail Kaniskin.
RECONOCIMIENTO A SUS SEMEJANTES
“(En México) Hay mucho talento, falta descubrirlo y tener las condiciones para apoyarlo (…) La clave está en encontrar el talento y no desperdiciarlo”, destaca Carrillo, quien se ha caracterizado por su interés en impulsar los sueños de los bailarines.
Recientemente Elisa felicitó a la mexicana Rocío Alemán por haber sido promovida como bailarina solista en The Stuttgart Ballet, compañía de la que Elisa Carrillo también fue parte.
“Uno debe apoyar a sus compañeros, sentirse feliz y orgulloso de lo que ellos logran. Cada quien tiene su destino, su futuro y sus propios sueños”, agregó.
“Yo me siento bendecida por lo que tengo pero el logro de otras personas es algo que nos debe dar mucho orgullo en México”, subrayó.
Además de su fundación, su trabajo en el Staatballett Berlín y la organización de Danzatlán, Elisa Carrillo es codirectora de la Compañía Nacional de Danza de México junto a Cuauhtémoc Nájera.
Al finalizar su trabajo en Danzatlán, le espera en Alemania la siguiente temporada de ballet, de las que ya están previstas las funciones y las fechas, por lo que observa con esperanza el futuro.
con información de EFE