Este jefe de sicarios era uno de los narcos más sanguinarios del Cártel de los Beltrán Leyva: se había entrenado en Guatemala con los kaibiles y, de acuerdo con sus cómplices, disfrutaba a fondo el momento de decapitar a sus rivales (un miembro del cártel lo describió como un hombre “loco, loco, loco”).
Cuando “La Barbie” cayó en manos de las autoridades, Balderas se acercó al jefe de sicarios de la organización, Óscar García Montoya, conocido como El Compayito, para proponerle que se repartieran el territorio.
La leyenda decía que García Montoya cayó una vez en manos de Los Zetas, quienes lo torturaron, le arrancaron las uñas y lo dieron por muerto.
Esa noche se levantó y mató a los hombres que lo habían secuestrado.
García Montoya despreciaba a El J.J, al que consideraba “un nene bien vestido”, “compañero de parrandas de La Barbie”.
Lo corrió de Polanco, Tlalpan e Insurgentes Sur, y también se quedó con su negocio en las zonas del Estado de México que El J.J. controlaba. Huixquilucan, entre ellas.
A través de un ex policía de ese municipio, el temible Carlo Ricalde Baroccio, alias El Ricalde, García Montoya puso en marcha el método que había aprendido de su antiguo jefe, el capo Arturo Beltrán Leyva: controlar, a través del dinero y el miedo, al eslabón más débil del esquema de seguridad: la policía municipal.
La droga comenzó a ser transportada en patrullas. Los agentes estaban encargados de proteger los movimientos y realizar los levantones del cártel.
El 25 de diciembre de 2010, García Montoya, El Compayito, empleó por vez primera el alias inquietante de La Mano con Ojos. Ese día un policía estatal que había obtenido una lista de puntos de venta de narcomenudeo fue ejecutado y decapitado al lado de su “madrina”.
Al lado del cuerpo del agente, abandonado en Tecamachalco, había una cartulina que rezaba: “soy agente de la policía ministerial del Estado de México, esto me pasó por no respetar plazas ajenas y andar extorsionando y darle protección al JJ”.
La cartulina estaba firmada por La Mano con Ojos.
Ningún cuerpo policiaco poseía información sobre un individuo apodado de esta forma. La Mano era un fantasma.
En enero de 2011 ocurrieron dos cosas: El J.J. fue detenido y un agente ministerial citó en una plaza comercial al entonces procurador mexiquense, Alfredo Castillo, para decirle que la policía de Huixquilucan se hallaba totalmente infiltrada por el narcotráfico.
La procuraduría inició un trabajo de seguimiento que demostró que al menos 16 elementos de la policía municipal se hallaban involucrados “con un grupo delictivo” que les solía pagar con droga. Pero desde hacía meses estos elementos no respondían ya a El J.J.
La intervención de llamadas telefónicas hizo creer a las autoridades que el nuevo jefe de plaza en Huixquilucan era un sujeto apodado El Compayito, y que el nombre de su organización era La Mano con Ojos.
“Nosotros les avisábamos para dónde iban los policías, para que ellos hicieran sus actividades, como levantones o secuestros o robos, en lugares diferentes, y que así no fueran molestados”, declaró uno de los agentes al ser detenido.
La procuraduría mexiquense jaló el hilo. Obtuvo números de patrullas y el nombre de los agentes que habían participado en por lo menos once homicidios, todos extremadamente violentos, y con el sello de la decapitación.
Los 16 municipales fueron detenidos. Las autoridades entendieron entonces que El Compayito y La Mano con Ojos eran la misma persona.
Pero había problema: nadie lo había visto. Lo cierto es que era el narco que controlaba varios municipios del Estado de México y delegaciones del sur del entonces Distrito Federal.
El presunto líder de La Mano con Ojos, Óscar García Montoya, tenía planeado atentar contra la vida del procurador del Estado de México, Alfredo Castillo Cervantes, de acuerdo con declaraciones del detenido, difundidas por la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJE).
“Te hubiera matado, te hubiera encontrado y hecho pedazos”, dice el también conocido como el Compayito en un interrogatorio .
En el video García Montoya reconoció su participación en el asesinato en 2008 de una veintena de albañiles provenientes de Veracruz en La Marquesa, en el Estado de México.
Dijo que habían sido llevados al lugar bajo engaños y que los habían matado porque habían visto los rostros de algunos miembros de la organización.
García Montoya también reconoció haber ordenado el asesinato de aproximadamente 600 personas en Nuevo León, Baja California, Jalisco, la Ciudad de México, el Estado de México, entre otros, de los cuales él mismo cometió alrededor de 300.
Dijo que tenía planeado matar al procurador del Estado de México porque éste se había quedado con 400,000 dólares que le había entregado a través de un mensajero para pactar protección.
Antes de su detención, García Montoya planeaba decapitar él mismo a seis personas y enviar el video a los medios de comunicación como amenaza directa al procurador. Había dado instrucciones a uno de sus asistentes de que siguiera adelante con el plan en caso de que él fuera arrestado, según describió el mismo.
García Montoya, tenía 36 años, al ser detenido es originario de Guasave, Sinaloa y cursó hasta el cuarto semestre de Derecho en ese esado del norte de México. Luego se formó en la Secretaría de Marina, con la que combatió al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y al Ejército Popular Revolucionario (EPR), en Chiapas y Guerrero respectivamente, según la PGJE.
Fue instructor paracaidista y se especializó en explosivos. El cártel de los Beltrán Leyva lo reclutó cuando se desempeñaba como policía municipal de Los Mochis, Sinaloa. Comenzó su carrera delictiva como sicario, más tarde se hizo responsable de las decapitaciones y recibió entrenamiento como asesino por parte de los kaibiles en Guatemala.
Formó parte de la escolta personal de Arturo Beltrán Leyva, abatido en Morelos en el 2009, y fue jefe de sicarios de Gerardo Álvarez Vázquez, El Indio, uno de los principales colaboradores de Beltrán Leyva.
Cuando , García Montoya huyó y comenzó a trabajar para Edgar Valdez Villarreal, La Barbie, otro de los principales operadores del cártel de los Beltrán Leyva; después de la captura de La Barbie, su principal rival fue Jorge Balderas Garza, El JJ.
En 2010 formó la organización La Mano con Ojos en el Estado de México, la cual controlaba el tráfico de drogas cuatro municipios del Estado de México y en algunas regiones de la Ciudad de México.
Cuando elementos de la procuraduría local le preguntaron por qué le puso ese nombre a la organización él respondió: “Porque todo lo veo”.
Él era quien dictaba los mensajes con amenazas que acompañaban a cuerpos mutilados y decapitados abandonados en el Estado de México. El objetivo de los mensajes era infundir miedo a través de los medios de comunicación para evitar que otras organizaciones criminales le disputaran el territorio en ese estado, según Castilllo.
García Montoya mantenía un perfil bajo, daba una imagen ejecutiva y cambió su aspecto para evitar su captura.
Durante los interrogatorios que le hizo la procuraduría estatal no dio muestras de arrepentimiento por los crímenes que cometió y aseguró que al enterarse que el gobierno federal pedía una recompensa de cinco millones de pesos por su captura le pareció que era muy baja por lo que había decido cometer más crímenes, según Castillo.
Al momento de su detención dijo: “Ya me agarraron, estoy dado, no se metan con mi familia y yo les declaro lo que quieran”, detalló el procurador.