Para Quinn, mediocampista del equipo femenino de fútbol de Canadá, el partido inaugural del torneo olímpico tuvo una carga emotiva superior a la de sus presentaciones olímpicas previas.
Quinn pasó a la historia como la primera deportista abiertamente transgénero que compite en los Juegos Olímpicos en el empate del miércoles 1-1 entre Canadá y Japón en Sapporo.
“Me siento orgullosa de ver ‘Quinn’ en la alineación y en mi acreditación”, expresó la jugadora en su cuenta de Instagram. “Me entristece saber que hubo deportistas olímpicos que no pudieron vivir su verdad. Me siento optimista por los cambios. Cambios en las leyes, cambios en las reglas, en las estructuras y en las actitudes”.
Quinn, quien proclamó su condición de transgénero el año pasado, integró el equipo canadiense que ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en el 2016.
“Estoy consciente de las realidades”, dijo Quinn. “Las chicas trans no son admitidas en los deportes. Las mujeres trans enfrentan discriminación y prejuicios cuando tratan de cumplir sus sueños olímpicos. La lucha no se termina… Festejaré cuando estemos todas aquí”.
Quinn no es la única deportista transgénero que compite en Tokio 2020. La más visible tal vez sea Laurel Hubbard, una transgénero que representa a Nueva Zelanda en el levantamiento de pesas. Chelsea Wolfe, ciclista transgénero, es suplente en el equipo de BMX, estilo libre, de Estados Unidos.
Otras figuras de peso hubieran podido competir. La atleta estadounidense Nikki Hiltz no se clasificó en los 1.500 metros de mujeres. La voleibolista Tiffany Abreu no fue convocada al equipo brasileño.
El Comité Olímpico Internacional permite los deportistas transgéneros desde el 2004, pero nunca antes habían competido tan abiertamente. Además de Quinn, Hubbard y Wolfe, hay otros que compiten sin hablar de su transición. La condición de algunos de ellos trascendió y están siendo hostigados en las redes sociales por personas que se oponen a la presencia de deportistas transgéneros en los juegos olímpicos.
Las actuales reglas permiten la participación de mujeres transgéneros si muestran niveles de testosterona bajos en los 12 meses previos y se pueden clasificar solo si pasaron cuatro años al menos desde su transición.
“Quiero que en el deporte haya espacio para que los deportistas trans sean ellos mismos y compitan al máximo nivel, sabiendo que son queridos y que deben estar allí”, expresó Chris Mosier, triatleta y activista transgénero que no pudo competir en el torneo clasificatorio estadounidense por una lesión.