Los habitantes de otro municipio del oeste de México han comenzado a huir después de verse atrapados en el fuego cruzado de luchas territoriales entre cárteles del narcotráfico.
Un exalcalde del municipio de Coalcomán dijo el viernes que la localidad básicamente está aislada por tierra. El cura de la parroquia local dijo el miércoles en una carta que los caminos están intransitables y que la población tiene dificultades para conseguir artículos básicos.
La prensa local publicó fotografías de docenas de lugareños cargando sus pertenencias en caminos de tierra.
La escena en Coalcomán, en el estado de Michoacán, es similar a la vista hace poco en el municipio vecino de Aguililla. El Cártel Jalisco Nueva Generación disputa a Cárteles Unidos el control de la zona. El municipio maderero de Coalcomán es mayor que el municipio minero de Aguililla.
“Estamos viviendo una situación semejante a la de Aguililla”, escribió el padre Jorge Luis Martínez. “La gente vive en la incertidumbre por la violencia, quema de carros, bloqueos de carreteras, asesinatos por todas partes, exiliados forzados”.
Martínez describió una guerra casi medieval entre los cárteles rivales en la que se cavan zanjas en los caminos y se inutilizan los servicios de telecomunicaciones. Cárteles Unidos —encabezados por el grupo delictivo Los Viagras— están recurriendo a tácticas de tierra quemada para impedir que el CJNG siga adentrándose en Michoacán.
Martínez señaló la “destrucción de la carretera hacia Michoacán, destrucción de las líneas telefónicas, poco acceso al internet y rodeados por gente armada”.
Las llamadas hechas a la parroquia de Martínez no lograron conectarse.
El exalcalde de Coalcomán, Misael González, que huyó de la localidad después de los ataques contra su casa, dijo que desde entonces el problema “está más agudizado todo el tiempo, o sea, cada día peor, peor, peor; ya tiene como ocho, 10 días que no hay acceso (por tierra) a Coalcomán”.
Al igual que en Aguililla, cuya población tuvo incluso dificultades para sacar a personas para que recibieran atención médica, los habitantes de Coalcomán aseguran que el ejército y la policía han hecho poco para ayudarlos.
“Lo increíble es que (los lugareños) acudan al cuartel militar y (los soldados) les dijeron que necesitaban órdenes superiores”, dijo el cura Martínez. “Sí, hay un cuartel militar con cientos de soldados que ‘esperan órdenes’ mientras a nosotros nos siguen destruyendo”.
La Secretaría de la Defensa Nacional no respondió de momento una solicitud de comentarios.
En abril, cárteles del narcotráfico atacaron a la policía estatal cerca de Aguililla con drones cargados de explosivos. Dos agentes fueron atendidos y dados de alta de un hospital. Las autoridades no han descrito los dispositivos a detalle. Según la prensa local, los drones llevaban granadas de mano, pero se han difundido fotografías en las que se ven cargas explosivas pegadas con cinta adhesiva.
Aunque policías y soldados fueron enviados a Aguililla, los cárteles respondieron atravesando camiones robados en carreteras para bloquear el tránsito y cavando zanjas profundas de un lado a otro en los caminos. Manifestantes en Aguililla a veces han rodeado la base militar local, y en alguna ocasión obligaron a los soldados a retirarse.
Manifestantes en otras partes de México han empujado, desarmado y secuestrado brevemente a los soldados después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador ordenara al ejército no reaccionar ante incidentes de ese tipo.
La disputa de territorios entre el CJNG y sus rivales, entre ellos el Cártel de Sinaloa, se ha extendido en los últimos años a diversas partes de México.
El jueves, la policía en el estado norteño de Zacatecas dijo haber encontrado los cadáveres de cuatro hombres colgando de un puente vehicular cerca de la capital y dos cadáveres más que al parecer fueron colgados pero cayeron sobre la calle.
El CJNG y pandillas aliadas luchan contra el Cártel de Sinaloa por el control de la zona.
con Información de El Economista