Las zonas chinamperas de Tláhuac y Xochimilco están en medio de fuerte disputa por dos células delictivas, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que recientemente se instaló en La Nopalera, y el de Tláhuac, que se presume ha perdido fuerza tras la muerte de su líder “El Ojos”.
Muchas de las chinampas que hay en estas alcaldías pertenecen a grandes familias de pueblos originarios; las zonas son territorios ejidales que en su mayoría han sido nombradas como Patrimonio Intangible de la Humanidad por la UNESCO.
Tal es el caso de San Pedro Tláhuac, donde se ha establecido el Cártel Jalisco Nueva Generación y donde los ejidatarios decidieron dejar de pelear sus tierras y darle paso al grupo delincuencial.
Gualberto, como pidió ser llamado, tiene una chinampa que hace dos meses fue invadida por un grupo que llegó a bordo de una camioneta Raptor negra. Un hombre llegó, se acercó a él y le avisó que “desde ahora la vamos a usar y si tienes problema te la arreglas con esta”, le dijo el sujeto mostrando una pistola dorada y riéndose.
Desde ese momento decidió no regresar a sus tierras; sabe que sobre advertencia no hay engaño y aunque asegura no temerle al cártel jalisciense prefiere no arriesgar a su familia.
“Ellos son los que me preocupan, yo ya estoy viejo y no tengo nada que perder, pero mis hijos sí. Siempre soñé con que estas tierras serían de ellos, las trabajarían y cultivarían; ahora no queda nada. Mi producción de nopal la dejaron echar a perder”, contó el oriundo de Tláhuac.
No sólo se quedaron con sus terrenos, le quitaron todo lo que había al interior. Una vieja camioneta Ford regalo de su padre, un remolque sencillo para caballos y dos yeguas, también un tractor para el trabajo del campo y herramientas que utilizaba para la siembra.
Los rumores llegaron a Gualberto, en donde una vez las tierras dieron vida ahora hay muerte. En el sitio, le contaron, mataron a dos hombres que se negaron a transportar mercancía de Chalco a la Ciudad de México; no sabe a ciencia cierta la veracidad de la información, pero asegura que no se acercará al lugar a corroborarla.
“Los chismes aquí vuelan, ya sabe pueblo chico infierno grande, el problema es que aquí primero don Felipe nos hacía creer que era el diablo, pero yo conocí al mismísimo Lucifer”, dijo Gualberto mientras mostraba fotografías de su chinampa.
El hombre aseguró que su historia no es la única, pues una de las chinampas de San Pedro Tláhuac fue invadida hace años por el cártel que operaba Felipe de Jesús Pérez Luna alias “El Ojos”; incluso, dentro del terreno existe una bodega que utilizan para peleas clandestinas de gallos y de perros.
A un costado de esta chinampa hay una cabaña de madera que se presume era utilizada como casa de seguridad de “El Ojos”, en este inmueble retenían a los jóvenes de entre 15 y 18 años que trabajaban de mototaxistas y se negaban a trabajar para el líder de la banda delincuencial.
Otro caso denunciado a esta casa editorial es el de Don Carmelo, un productor de flores de San Gregorio, en Xochimilco.
El hombre de 68 años fue amenazado por un gatillero de “El Ojos” y cuando el líder del cártel de Tláhuac murió recuperó sus cultivos.
Sin embargo, hace 4 meses un grupo de sujetos armados y enfundando botas vaqueras y con sombreros norteños arribaron al lugar para preguntarle por el costo de sus terrenos. El hombre negó la venta, pero el líder de este grupo le dijo que no estaba a discusión y que le pusiera precio.
A la fecha no se han vuelto a parar por el lugar, pero el hombre sabe que en cualquier momento pueden regresar y la historia que vivió con “El Ojos” se podría volver a repetir.
con Información de Crónica