A principios de la década de los 70 en el norte de México se popularizó un singular culto a la figura de un hombre adulto de tez blanca, mirada profunda y cabello negro: Jesús Malverde. Aunque la leyenda de este curioso personaje se remonta a principios de los años 90, la desolación económica y social del país propiciaron que la devoción de este Robin Hodd mexicano traspasara fronteras sociales y geográficas.
No obstante, con el pasar de los años fueron apareciendo nuevas figuras de bandidos, que al igual que él, se movieron en el terreno de la ilegalidad y poco a poco fueron borrando la tenue línea entre la caridad y la corrupción, resignificando totalmente el culto a Jesús Malverde a quien actualmente muchos reconocen como el santo de los narcotraficantes.
Con el intenso sol del norte de México como testigo, en la ciudad de Culiacán, Sinaloa se construyó una modesta capilla en honor al bandido, donde año con año miles de creyentes de todos los rincones del país acuden para poner toda su fe en la figura de Malverde, hacer alguna petición o simplemente a curiosear, pues el recinto incluso se ha convertido en uno de los puntos turísticos imperdibles de la capital del estado norteño.
Veladoras, escapularios, fotografías y esculturas de diferentes tamaños de Jesús Malverde se observan al interior de la capilla de Cuiliacán; sus muros tapizados de dólares con mensajes no solo guardan las plegarias de sus fieles seguidores sino también uno que otro secreto de importantes capos del narcotráfico entre los que destaca Joaquín Guazmán Loera.
La devoción de El Chapo a Jesús Malverde se sustenta en una leyenda que cuenta la visita del capo a la capilla de Culiacán en donde entre los objetos religiosos que rodean la figura de Malverde se podía leer una nota que decía: “Gracias, patrón. Humildemente hoy te pido sólo Juárez y Tijuana. Por lo demás, infinitas gracias. Firmado por: JGL, El Chapo”.
Años más tarde Joaquín Guzmán Loera fue capturado y extraditado a Estados Unidos en donde se encuentra privado de su libertad en la cárcel de máxima seguridad ADX Florence, en Colorado. No obstante, en 2018 mientras se llevaba a cabo su juicio en una corte de Nueva York, una figura de aproximadamente 6 centímetros de Jesús Malverde apareció misteriosamente sobre un armario de metal a la entrada de la sala en donde el narcotraficante sería sentenciado a cadena perpetua.
De acuerdo al artículo Bendito tú eres entre todos los bandidos: el culto transfronterizo a Jesús Malverde (2019) del Colegio de México, la mítica historia de Jesús Malverde coincide con el auge de la Revolución Mexicana. En tiempos de miseria y opresión para las clases sociales olvidadas por Porfirio Díaz, la figura de un bandido que robaba a los ricos para compartir el motín con los pobres campesinos cobró gran credibilidad y se fue extendiendo a través de poemas y canciones hasta moldearlo como una figura religiosa.
Aunque no existe una fuente fidedigna que lo constate, se cree que Jesús Juárez Mazo era el nombre original de este singular personaje, según la leyenda era hijo de una familia de escasos recursos; tras ver morir a sus padres de hambre y al percatarse de las riquezas de los millonarios dueños de haciendas poseían, optó por asaltar y robar sus pertenencias para después compartirlas con los sectores más vulnerables del estado de Sinaloa.
Con el tiempo, el bandido se ganó el cariño de todos aquellos a quienes ayudaba pero también se convirtió en uno de los personajes más buscados por las autoridades. El relato también cuenta que el apodo de Malverde se lo ganó gracias a que después de cometer sus atracos, el bandido se escondía entre los verdes platanales de la región, hasta perderse de la vista de todo aquel que intentara capturarlo.
Fue hasta el año 1909 que el gobernador Francisco Cañedo y el ejército ofrecieron una jugosa recompensa a quien lograra capturar al bandido, pero fue hasta el 3 de mayo -día que es dedicado al “santo”- que la policía logró apresar a Jesús Malverde
Tras ser capturado por las autoridades a Jesús Malverde se le condenó a muerte; fue ahorcado y su cuerpo quedó expuesto durante días ante todo el pueblo como ejemplo de lo que le pasaría a todo aquel que siguiera sus pasos. Aunque la cruda imagen de su cuerpo en descomposición pudiera haber aterrado a cualquiera, fue bajo este contexto que se cree que Jesús Malverde realizó su primer milagro.
Un campesino que había extraviado su ganado se paró a los pies del cuerpo de Malverde y le pidió ayuda para encontrar a sus vacas y toros, a cambio, el humilde hombre le prometió que le daría una sepultura digna a su cuerpo. Fue cuestión de tiempo para que el milagro se cumpliera, el hombre recupero sus animales y regresó al sitio en donde yacían aún colgados los restos del bandido, lo bajó y le dio santa sepultura en una fosa del barrio La Redonda, de Culiacán, Sinaloa.
De pronto, la fama del milagroso buen ladrón se expandió de boca en boca por todo el estado, siendo personas humildes las principales creyentes y testigos de los milagros que Jesús Malverde ha realizado a lo largo de toda la historia de su culto. Si bien con el paso del tiempo se ha resignificado su figura y se llega a creer que únicamente narcotraficantes creen en él; la realidad es que son miles de creyentes los que acuden a pedirle a la figura de este bandido que les conceda sus más anheladas plegarias, desde narcotraficantes hasta migrantes y desvalidos.