La Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (Azcarm) presentó ante la Fiscalía General de la República (FGR) una denuncia por las condiciones de maltrato en la que se encuentran diversos ejemplares de fauna silvestre en el Gran Santuario Mexicano Jaguar Negro-Tigre Blanco.
Los animales sufren de maltrato animal al verse abandonados, descuidados y sin alimento, a tal grado que esto es uno de los principales motivos que los llevan a su muerte, aprovechándose los demás animales para comerse los restos. La mayoría de los animales cuentan con heridas externas e internas a las que no se les ha dado tratamiento alguno, causando de igual manera la muerte de estas especies”, señala la denuncia.
Pero además, según el documento, el Santuario, propiedad de Eduardo Mauricio Moisés Serio, conocido como Papa bear, humaniza a los animales salvajes, dejando que influencers tengan contacto directo con ellos. Encima lucra con los felinos pidiendo donaciones millonarias.
En la denuncia, la Azcarm detalló que un extrabajador del Santuario relató como una gran cantidad de animales, algunos en peligro de extinción, se encontraban en estado de desnutrición y con una apariencia afligida y lo documentó con material fotográfico plasmado en la denuncia.
Según el escrito las instalaciones del predio no cuentan con los permisos suficientes para poder desarrollar la actividad de protección, cuidado, reproducción y preservación de estas especies.
La Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (Azcarm) presentó ante la Fiscalía General de la República (FGR) una denuncia por las condiciones de maltrato en la que se encuentran diversos ejemplares de fauna silvestre en el Gran Santuario Mexicano Jaguar Negro-Tigre Blanco.
Los animales sufren de maltrato animal al verse abandonados, descuidados y sin alimento, a tal grado que esto es uno de los principales motivos que los llevan a su muerte, aprovechándose los demás animales para comerse los restos. La mayoría de los animales cuentan con heridas externas e internas a las que no se les ha dado tratamiento alguno, causando de igual manera la muerte de estas especies”, señala la denuncia.
Pero además, según el documento, el Santuario, propiedad de Eduardo Mauricio Moisés Serio, conocido como Papa bear, humaniza a los animales salvajes, dejando que influencers tengan contacto directo con ellos. Encima lucra con los felinos pidiendo donaciones millonarias.
En la denuncia, la Azcarm detalló que un extrabajador del Santuario relató como una gran cantidad de animales, algunos en peligro de extinción, se encontraban en estado de desnutrición y con una apariencia afligida y lo documentó con material fotográfico plasmado en la denuncia.
Según el escrito las instalaciones del predio no cuentan con los permisos suficientes para poder desarrollar la actividad de protección, cuidado, reproducción y preservación de estas especies.
En un comunicado, la Azcarm señaló que en 2015, la Fundación también conocida como Black Jaguar-White Tiger obtuvo el registro emitido por la Semarnat SGPA/DGVS/03716/15 como Predio e Instalación que Maneja Vida Silvestre de forma confinada fuera de su hábitat natural, esto en el kilómetro 36 de la Carretera Picacho Ajusco, Santo Tomás Ajusco, en Tlalpan, en donde albergaba una población de más 300 felinos entre tigres, linces, jaguares, panteras y leones de todas las edades.
Más adelante perdió su registro, por lo que tuvo que trasladar a los animales a otro predio que no cuenta con permisos ni medidas de seguridad para albergar felinos silvestres y hoy se estima que son más de 100 animales en peligro.
En este contexto, la Azcarm envió también una carta a la Procuradora Federal de Protección al Ambiente, Blanca Alicia Mendoza Vera para ofrecer su ayuda económica, técnica y logística para llevar a cabo el rescate de ejemplares del santuario.
En 2018, la misma Profepa entregó a la fundación 11 felinos asegurados al Zoológico de Tulancingo.
En un boletín con fecha del 27 de abril de ese año, la Profepa informó del traslado de seis leones, cuatro tigres y un lince y destacó que la fundación BJWT contaba “con las instalaciones idóneas, personal especializado y recursos para el cuidado y manutención de felinos nativos y exóticos”. Hasta esa fecha, la Profepa había canalizado más de 70 felinos a la unidad ubicada en Tlalpan.
En ese entonces, activistas de la asociación civil Invictus se manifestaron en contra de la entrega de los animales a la fundación, “debido a su forma poco eficaz de atender a los animales”.
Cristopher Estupiñan, representante legal de Azcarm, solicitó a las autoridades federales y locales que investiguen si la institución que fue fundada por Eduardo Mauricio Moisés Serio ha usado a los especímenes para cometer otros delitos como delincuencia organizada, lavado de dinero y fraude.
En entrevista, fundamentó su petición al asegurar que si los animales que se encuentran en el refugio están en malas condiciones, esto quiere decir que los recursos económicos que son donados, no están siendo utilizados para la crianza de los animales, entonces se tiene que indagar en dónde está ese dinero.
Si aquí probablemente hay un tema de lavado de dinero. Hay un tema de que la Fiscalía tiene que investigar si hay más personas relacionadas porque nadie tiene seguimiento de las crías; los animales se reproducen, entonces ¿qué pasó con las crías? Se presume que fueron vendidas y esa venta fue ilegal”, dijo.
VERIFICAN CONDICIONES DEL LUGAR
Autoridades de la Profepa y de la Ciudad de México acudieron a las instalaciones del refugio Black Jaguar-White Tiger para atender las denuncias por supuesto maltrato animal en contra de diversas especies de felinos, algunas de ellas en peligro de extinción.
Luego de que Arturo Islas denunciara en redes sociales que el refugio de felinos Black Jaguar -White Tiger, tiene alrededor de 100 animales en condiciones de desnutrición, elementos de la Brigada de Vigilancia Animal de la Secretaría de Seguridad Ciudadana llegaron al lugar.
Tras la denuncia, difundida en la cuenta de Instagram del activista, al lugar llegó personal de la Profepa, además de más activistas y voluntarios que se sumaron a la vigilancia externa del lugar, ante la posible amenaza de que los propietarios del albergue quisieran “deshacerse de los ejemplares”.
Hasta ahora, la Profepa no ha dado detalles de lo encontrado en el albergue.
-Alejandra Espinoza
Con información de: Excélsior