En un futuro en sequía y sed sin esperanza, dos jóvenes viajan al pasado mesoamericano para encontrar el poder del dios prehispánico del agua y cambiar el triste destino de la humanidad, pues en el presente un empresario sin escrúpulos actúa para monopolizar el agua. Así comienza la aventura de “Águila y Jaguar: los guerreros legendarios”, película animada producida y dirigida por un potosino, Mike Ortiz.
Egresado del Tec de Monterrey, campus San Luis, Mike inició en la animación con una empresa de contenidos educativos para niños. “Águila y Jaguar” es su ópera prima en cine y llegará a las salas del país el próximo jueves 29 de septiembre como el inicio de una trilogía.
Su estudio, KoolToon, creó un estilo de animación con el que busca ser referente en la industria. Muestra escenarios espectaculares que mezclan tecnología futurista, multiuniversos, personajes valientes y solidarios, así como un despliegue de poderes y batallas. El producto visual quedó a cargo de animadores mexicanos.
“La verdad es que el tema nace porque precisamente al estar haciendo animación para niños con fines educativos, vimos que había una gran oportunidad de promover un mensaje bonito, positivo, sobre nuestras culturas, pero a una mayor audiencia y no hay mejor manera que hacerlo en el cine, al ser entretenimiento puede llegar a mucha más gente que nada más contenido con fines educativos que estaba muy acotado a un tema escolar”, explica Mike, entrevistado en el estudio de Pulso.
Sus personajes son superhéroes mexicanos en los que se aprecia la mezcla de la riqueza de nuestras culturas con elementos del anime y formatos visuales actuales.
- Tú no eres educador, andas muy lejos de ser normalista: la curaduría para la película lleva mucho dato, mucha iconografía azteca, ¿quién la hizo?
Fue una investigación muy, muy, muy profunda; tuvimos que meternos a leer muchísimo sobre mitología azteca, sobre mitología maya, tiene un poquito de ambas. No deja de ser una fantasía, es una ciencia-ficción, para nada la película pretende ser educativa en ese sentido, sino más bien incentivar a los niños, adultos, al público en general que la vea, a que conozca un poquito y diga: “Ah, mira, sería muy interesante saber más sobre el Calendario Azteca, más sobre estas pirámides, más sobre estas culturas”. A partir de una ciencia-ficción y una fantasía adecuada a entornos modernos y tecnológicos actuales, pero hubo que leer muchísimo, muchísimos libros de mitología azteca y maya para darle muy respetuosamente un sutil tinte basado en fantasía.
- ¿Y el guion?
El guion lo hicimos entre tres personas: Carmen Castro (“Guerra de vecinos” y “Vecinos”), una escritora mexicana que precisamente combinaba de manera muy interesante experiencia haciendo cuestiones educativas, pero también series, comedias para Televisa, para cuestiones de televisión y cine nacional, y una escritora estadounidense que se llama Julianne White, ella escribe libros para niños, tiene una serie muy premiada. Ellas dos y yo, su servidor: la verdad puro “crack” ellas dos y yo ahí de “colado” escribiendo el guion entre los tres.
- Para hacer algo de la calidad de lo que te embarcaste con esta película, ¿dónde consigues la tecnología, el estudio…? ¿Cómo se hizo?
Hubo que armar un conjunto de talentos enorme, de todas partes de la república, muchos de ellos potosinos. Fue un proceso de iterar y de hacer prototipos para definir un estilo muy, muy particular, nunca antes visto sinceramente en Latinoamérica, porque cuando hablas de hacer películas animadas, muchas veces el estándar es Disney, y entonces Disney tiene un estilo, una calidad y una tecnología. Estábamos convencidos de que si no se tenía el recurso o la tecnología para que quedara igual, el producto se iba a ver mal…
- Una inversionzota, necesitabas mucho dinero…
Sí, y la verdad inviable para el mercado mexicano, entonces dijimos: mejor hagamos un producto con una esencia propia, con un estilo artístico único, que sea viable de hacer, pero que sea muy bonito y digno de competir a nivel internacional. De hecho, muchos estudios a nivel mundial están haciendo producciones con un estilo propio y diferente al estándar que ha sentado Disney, precisamente para poder hacerlos viables en recurso, en tiempo, en tecnología y esa fue nuestra estrategia, hacer un producto único.
La verdad es que quien la ha visto ya, directivos de Netflix, de Amazon, de Disney, etcétera, están gratamente sorprendidos por la relación costo-calidad y estamos determinados a que sea el primer producto mexicano que compite a nivel internacional, no solo porque tiene tintes de nuestra cultura azteca y maya, sino porque promueve valores tan importantes hoy en día como el cuidado al medio ambiente y el agua, y porque da un acercamiento de nuestra sociedad muy distinto al que se suele dar en el cine mexicano de animación, que muchas veces tiene tintes más de albures, más pintorescos que caen en estereotipos y esto tiene una visión mucho más global. Es la primera parte de una trilogía, tiene una producción mucho más familiar, abarca público no solo infantil por ser animación; va enfocada al público que le guste el anime, temas de ciencia-ficción, temas de súper héroes, entonces es un proyecto mucho más ambicioso.
“Águila y Jaguar” requirió de 19 a 20 meses de trabajo en tiempos de COVID. Mike contabiliza desde mayo de 2020 y en marzo de este año estaban aún en proceso de detalles y continuar con mejoras. “Afortunadamente en esta industria, dada la dinámica digital y tecnológica pudimos implementar una estructura de trabajo remota en su mayoría. En algún momento cuando la producción estaba en su pico de actividades se empleó a 127 personas, todas evidentemente, orgullosamente, en su mayoría de México, y gran parte de aquí, potosinas. Entonces decimos que en esencia la película es de San Luis para el mundo, porque la verdad la mayoría del equipo somos de aquí”, destaca Mike. Antes de entrar al estudio, resolvía por teléfono precisiones para promoción.
El reclutamiento de voces para los personajes es sorprendente por su balance y proyección. Participan, del bando más mediático, Omar Chaparro, Franco Escamilla, José Eduardo Derbez, Edgar Vivar, Lalo España y Roberto Palazuelos. Y las voces de animación de Romina Marroquín, que ha hecho princesas de Disney y a Frozen; Raúl Aldana, que hizo a Timon, el suricato de “El rey León”, Stitch y a los marcianitos de “Toy Story”. Juan Carlos Tinoco, que hizo a Thanos en producciones Marvel y dobla a “The Rock”, y Daniela Basso, un talento novel en la actuación.
Conseguir el financiamiento para una producción con ese despliegue creativo y de calidad requirió de conseguir la confianza de inversores y aprobación de firmas de peso en la industria de la animación. Cuando se le pregunta cómo le hizo para conseguir que confiaran en su proyecto, en la idea de hacer equipo, Mike lo formula:
Yo creo que fue la combinación de dos cosas: la pasión y la historia, porque por un lado vieron a un equipo apasionado, determinado en hacer algo distinto por la animación mexicana y sobre todo enaltecer algunas referencias de nuestra cultura basada en fantasía pero promover que sea algo bonito para nuestra sociedad. Entonces dijeron: “Oye, qué padre”, en su mayoría. “¡Qué padre que quieras hacer algo distinto por México!”, con esa pasión. Y segundo, la historia, porque hablar de una franquicia en México, una trilogía, pensar cosas como Harry Potter, como El Señor de los Anillos, ese tipo de visión macro global, se sorprendieron gratamente, y para ellos es una apuesta decir: “Oye, yo formo parte de algo desde el inicio que ojalá llegue a ser tan grande como esa visión que se tiene”.
Con Información de: Pulso