En temporada navideña, el tráfico vehicular en el Centro de Abastos es insostenible. Tratar de ingresar por la Avenida José de Gálvez implica una travesía que puede durar hasta una hora y media, en diversos puntos donde un solo vehículo atravesado puede obstruir el tráfico hasta por 15 minutos. Miles de clientes, van haciendo mayor la concentración, al punto de que el Centro de Abastos ya está colapsado, y así permanecerá con posibilidades hasta el sábado 24, apenas a unas horas de la Nochebuena.
Circular por la calle Cereales (Ricardo B. Anaya), Tercera Oriente y Sexta Oriente, es el equivalente a la vida imposible para clientes que acuden a las bodegas del Centro de Abastos. Por igual se juntaron el tráfico del anillo periférico oriente, los camiones pesados que llegan con mercancías a mediodía, autobuses de transporte urbano, automovilistas que vieron la comodidad de pasar por la Avenida José de Gálvez, taxistas, surtidores de gas butano, traileros que no encontraron la salida y motociclistas y peatones, que conviven en las calles de carga y descarga y compra al mayoreo.
En el cruce de Ricardo B. Anaya y José de Gálvez, automovilistas desesperados aprovechan la luz ámbar de los semáforos para cruzar la calle, pero se quedan obstruyendo el tráfico, mientras algunos otros tratan de tomar atajos por calles cerradas y se regresan para volver a ingresar al tráfico.
En la zona de bodegas, los automovilistas tratan de ingresar a su lugar de mercancías preferido, para buscar mercancías de mayoreo, frecuentemente ligadas a la organización de las tradicionales posadas. Abundan los que salen del Centro de Abastos con piñatas, cientos de kilos de naranjas, mandarinas, cacahuates, cañas, tejocotes, galletas, confitería, juguetería o plásticos.
Otros se detienen en bancos, y también obstruyen el tráfico.
En la zona se percibe la ausencia de policías municipales y estatales. Pocos agentes hacen trabajo en medio del caos.
Con información de: Pulso