¿México será una potencia económica mundial? De acuerdo con el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sí, porque el país está transicionando a este nivel… pero también toma en cuenta la dimensión social.
“El pronóstico es que México va a crecer mucho más que otros países, hay condiciones inmejorables; se está convirtiendo México en una potencia económica con dimensión social y en eso coinciden empresarios”, dijo en la ‘mañanera’ de este viernes.
Y a todo esto, ¿qué se necesita para que el país sea catalogado como tal? Te contamos.
De acuerdo con Marie-Claude Smouts, investigadora emérita del Centro de Estudios Internacionales (CERI), por potencia internacional se entiende a aquel Estado “más o menos poderoso según su capacidad de controlar las reglas del juego en uno o varios ámbitos-clave de la competición internacional y según su agilidad para relacionar tales ámbitos para alcanzar con ello una ventaja”.
En ese sentido, el autor del texto Relaciones Internacionales, Rafael Calduch, precisa que existe un criterio generalizado en relación a los elementos que caracterizan a una gran potencia internacional. Estos son, por ejemplo:
Potencialidad material o fuerza potencial
Calduch-catedrático de Derecho Internacional Público- detalla que este factor se entiende como “todos aquellos recursos humanos-materiales y organizativos de que dispone cada potencia en una consideración estrictamente teórica”.
- 1. Riqueza material
Esto es la disposición de recursos naturales.https://417f2368751ec18a02df389996085153.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-40/html/container.html?n=0
- 2. Recursos demográficos
Mismos que permitan la expansión de la capacidad productiva y militar del Estado.
- 3. Desarrollo político-administrativo y tecnológico
Calduch explica que con ello “el Estado debe gozar de un grado de organización político-administrativa interior susceptible de permitir la óptima utilización de los recursos disponibles”.
Además, no estar sujeto a condicionamientos externos decisivos en materia de autosuficiencia tecnológica.
- 4. Capacidad militar disuasoria
Esta característica hace referencia a que la disposición armamentística del Estado para posibilitarle la participación en conflictos bélicos internacionales -con garantías de éxito- o utilizarla a modo de amenaza y que esta sea creíble al posible adversario.
“En la actual situación internacional, ello requiere la disponibilidad propia de armas, tanto convencionales como nucleares tácticas, pero no necesariamente de armamento nuclear estratégico (por ejemplo, misiles intercontinentales)”, añade el profesor universitario.
- 5. Autonomía y control económico significativo
Calduch detalla que este factor ‘abre la puerta’ a que el Estado satisfaga sus demandas económicas interiores con autosuficiencia y, asimismo, gozar de poderío económico para crear un área con relaciones económicas y que estén nucleadas en torno a la economía de dicho país.
En ese sentido, estos cinco factores serían algunos de los que México tiene que impulsar para que se consolide como una potencia mundial de primer mundo. Adicionalmente, Rafael Calduch también engloba otras dos características más sobre las grandes potencias internacionales:
Potencia activa o fuerza actual
El catedrático refiere este factor como la movilización efectiva de las capacidades de un Estado para intervenir en el escenario internacional a fin de alcanzar los objetivos y fines establecidos por la política exterior de dicho Estado
Voluntad política o movilización
Este es un nexo entre la potencialidad material y potencia activa, pues -comenta Calduch- para poder transformar una en otra hace falta el concurso de una voluntad política y una capacidad decisional y ejecutiva, debido a que con ello se dará ‘luz verde’ al uso adecuado de todos los recursos disponibles para alcanzar y mantener una posición hegemónica y dominante.
¡Ojo! Rafael Calduch hace una distinción entre gran potencia y superpotencia: estas últimas “disponen de una potencialidad militar muy cualificada, a saber: un armamento nuclear estratégico cuya utilización provocaría el desencadenamiento de un conflicto bélico, cuya dimensión mundial derivaría no de la participación mayoritaria de los estados como beligerantes, sino de los efectos que toda la Humanidad tendría que soportar, con independencia de su grado de participación en el conflicto, y que ponen en peligro la existencia misma de esa Humanidad”.
Con información de: Radio Fórmula