Un grupo de científicos ha logrado inducir de forma segura el torpor, un estado similar a la hibernación, en ratones y ratas, estudio que abre la puerta a que en un futuro la técnica pudiera emplearse en humanos, y ser utilizada en viajes espaciales o en avances médicos.
El nuevo método por ultrasonidos, realizado por el equipo de expertos de la Universidad de Washington, podría acercar a la inducción “de forma no invasiva y segura el estado de torpor que la comunidad científica persigue al menos desde los años sesenta”, destacó la investigadora principal, Hong Chen.
El estudio recuerda que algunos mamíferos y aves logran entrar a un estado de torpor, en el que conservan su energía y calor para sobrevivir a condiciones ambientales extremas, como el clima o la falta de alimentos. Para algunos animales, como los murciélagos y colibríes, este proceso puede ser diario, y para otros, como los osos, puede ser estacional.
Desde la década de los 60s, como señala el informe, se ha propuesto un estado similar para astronautas que realizan vuelos espaciales y pacientes con problemas de salud graves, aunque sigue siendo difícil inducirlo de forma segura.
Lo anterior lo logró el equipo multidisciplinar en ratones, utilizando ultrasonidos para estimular la preóptica del hipotálamo en el cerebro, que ayuda a regular la temperatura corporal y el metabolismo. Así, los ratones mostraron un descenso de la temperatura corporal de unos 3 grados centígrados durante aproximadamente una hora.
Además, su metabolismo comenzó a utilizar grasa en lugar de carbohidratos como fuente única de energía, lo cual resulta clave para el letargo, y su frecuencia cardíaca se redujo en un 47%, todo lo anterior a temperatura ambiente.
El método podría tener aplicaciones futuras en la medicina, así como en vuelos espaciales. “Esto abrirá nuevos y apasionantes campos de investigación“, constató el investigador externo de la Universidad de Bolonia, Matteo Cerri.
Sin embargo, relató el científico, estos resultados en ratas, que son limitados y a la vez significativos, “también sugieren que aún queda trabajo por hacer para disponer de aplicaciones humanas adecuadas”.
Con información de: Aristegui Noticias