El vecindario de Pochaina de la capital ucraniana cobra vida cada fin de semana cuando cientos de personas acuden en masa a su famoso mercadillo en busca de tesoros.
Cazadores de antigüedades, coleccionistas y muchos otros buscan entre filas que parecen interminables de baratijas y artículos desgastados por el paso del tiempo. Hay una extraña mezcla que incluye reliquias de la época soviética como medallas decorativas, piezas de cerámica con retratos de líderes comunistas, máscaras de gas de la Guerra Fría y artículos de uniformes militares.
A pesar de que Ucrania prohibió los símbolos soviéticos y nazis en 2015 en un intento por distanciarse de su pasado totalitario, los vendedores, los compradores y las fuerzas de seguridad parecen no alterarse con la venta a plena luz del día de estas reliquias históricas.
“Es algo puramente comercial, aquí no hay simpatizantes (de la URSS). Artículos como estos están muy demandados”, dijo Kristian Zander, un vendedor de 49 años, señalando el cartel “Compramos reliquias de la URSS” en su puesto. Allí muestra utensilios de cocina, cuchillos de caza, insignias soviéticas y abrebotellas.
El mercado ha sobrevivido a la guerra rusa en Ucrania, aunque los turistas han desaparecido y el nivel adquisitivo de la mayoría de los ucranianos ha bajado.
A pesar de que cada vez más compradores tienen que ajustarse el cinturón, el mercado sigue ofreciendo una amplia y ecléctica variedad de productos para quienes tienen dinero para gastar. Un único puesto puede tener artículos que van desde cintas de VHS casi “vintage”, vajillas de la Segunda Guerra Mundial, tijeras para manicura, imitaciones de zapatillas deportivas de marca, lencería de hace varias décadas y reproductores multimedia o guitarras rotas. El vendedor espera vender sus piezas a precios bajos antes que tirarlas.