Con música de banda, cientos de personas salieron a las calles a bailar y cantar en la fiesta previa al martes de carnaval en el barrio de San Juan de Guadalupe.
Ya son 103 años desde que el señor León Pérez Márquez inició el carnaval de la calle Escandón, poco a poco la tradición se ha extendido a colonias de los alrededores de la Unidad Administrativa Municipal de la capital, ahora con vestimentas tomadas de la era de la tecnología avanzada y la inteligencia artificial.
Ya han pasado décadas desde que la equidad de género también alcanzó al carnaval, y no fue necesario que hubiera hombres que utilicen vestimenta del sexo opuesto.
Así, el toro blanco se relaciona con la inocencia de los niños, y suele ser representado los domingos. Los lunes aparece el toro rojo, el que motiva la sangre del animal, como preámbulo de los 40 días para dejar de comer carne, a partir de este día Miércoles de Ceniza.
El martes de fiesta incluye el toro negro, como representación del luto que se refiere a la muerte del animal y de paso, de todos los males.
Poco a poco se van destrampando más las fiestas y la vestimenta se vuelve más representativa de la rebeldía propia de la víspera de la Cuaresma.
Algunos van vestidos de leopardos, de payasos, de tigres, con playeras de colores, overoles, vestidos morados y rosas, de avatares y de otras figuras producto de la modernidad, el acceso a las tecnologías y los personajes que se vuelven tendencia en las redes sociales.
Algunas participantes escogieron una vestimenta de enfermeras de la Cruz Roja con motivos irreverentes.
Con información de: Pulso