Aunque en lo verbal no ha querido distanciarse de su antecesor, la presidenta Claudia Sheinbaum lo está haciendo en los hechos. Así ha sido, por lo menos, en lo que toca a la atención del principal problema que enfrenta el país: la inseguridad.
La mandataria encabezó ayer, en Acapulco, la 50ª sesión ordinaria del Consejo Nacional de Seguridad Pública, a la que asistieron los integrantes de su gabinete que tienen responsabilidad en este tema, pero también las y los gobernadores del país.
En su mensaje, Sheinbaum enfatizó que el reto que implica la violencia criminal es para todos. “Juntas y juntos vamos a salir adelante, nuestra tarea es evitar que cualquier joven se acerque a un grupo criminal; vamos a trabajar para que cada delito grave que se cometa en nuestro país, sea sancionado”, afirmó.
Durante el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, la inseguridad era presentada como un problema que él había heredado y, en función de eso, decidió cruzarse de brazos, echando mano del pretexto de la “atención de las causas” y amparado en la política de “abrazos, no balazos”.
Los estados optaron por hacer lo mismo, alegando que los delitos más graves eran del orden federal y que, por tanto, no les tocaba hacerles frente. Entre la dejadez de unos servidores públicos y la complicidad de otros, la inseguridad se extendió por la República, quedando los gobernados a merced de criminales cada vez más empoderados y violentos.
Las palabras de Sheinbaum y las detenciones que se han realizado en el marco de la nueva estrategia de seguridad señalan un cambio de rumbo. Habrá que ver qué tanto se concreta, pero su llamado a los gobernadores a responsabilizarse de los hechos delictivos que ocurren en sus entidades y a contar con el apoyo federal requerido –es decir, no esperar a que la Federación les resuelva el problema– es algo que estaba pendiente.
Hay que recordar que 24 de los 32 gobernadores son miembros del mismo movimiento político que la Presidenta de la República. Y no es menor la decisión de lanzar ese mensaje desde Guerrero, uno de los estados que más ha fallado en la atención de la inseguridad, aunque no se diga así abiertamente.
Con Información de Excélsior.