Yuriria Sierra
- Los decretos presentados se enfocan en tres ejes principales: prevención, búsqueda y justicia.
Ayer, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció una serie de decretos dirigidos a abordar, resolver y prevenir la crisis de personas desaparecidas en México, un problema que ha dejado una profunda herida en el tejido social del país. Con más de 100,000 personas desaparecidas reportadas hasta la fecha, según datos oficiales, esta iniciativa representa un esfuerzo urgente y necesario para enfrentar una de las tragedias humanitarias más graves de nuestra historia reciente.
Los decretos presentados se enfocan en tres ejes principales: prevención, búsqueda y justicia. En primer lugar, se establece la creación de un Sistema Nacional de Alerta Temprana, que permitirá identificar y actuar ante situaciones de riesgo antes de que se concrete una desaparición. Este sistema estará vinculado a las fuerzas de seguridad locales y federales, así como a organizaciones civiles, con el objetivo de generar respuestas rápidas y coordinadas.
En segundo lugar, se fortalecerán los mecanismos de búsqueda inmediata, con la implementación de unidades especializadas en cada estado del país. Estas unidades contarán con tecnología de punta, como bases de datos genómicas y sistemas de geolocalización para agilizar la localización de personas desaparecidas. Además, se promoverá la participación activa de familiares y colectivos de búsqueda, quienes han sido pilares fundamentales en esta lucha, pero que, hasta ahora, han enfrentado obstáculos burocráticos y falta de recursos.
El tercer eje, y quizás el más esperado, es el de justicia y reparación. Los decretos incluyen la creación de fiscalías especializadas en delitos de desaparición forzada, con la facultad de investigar no sólo a particulares, sino también a servidores públicos involucrados en estos crímenes. Asimismo, se establece un programa de reparación integral para las familias afectadas, que incluye apoyo psicológico, económico y legal.
Sin embargo, estos decretos no están exentos de desafíos. La implementación efectiva requerirá una coordinación sin precedentes entre los tres niveles de gobierno, así como una asignación presupuestal suficiente y transparente. Además, será crucial garantizar que estas medidas no se queden en el papel, como ha ocurrido con iniciativas anteriores. La sociedad civil y los colectivos de búsqueda deberán mantenerse vigilantes para asegurar que las promesas se conviertan en acciones concretas.
En un país donde la impunidad y la violencia han sido una constante, el decreto y las reformas anunciadas ayer por la presidenta Sheinbaum representan el primer escalón de esperanza en este tema. La verdadera prueba estará en su ejecución. México no sólo necesita políticas bien intencionadas y diseñadas, sino también resultados tangibles que devuelvan la paz a miles de familias que llevan años esperando respuestas.
Hoy, con estos anuncios, se abre una nueva oportunidad para saldar, al menos en parte, esa deuda. El camino será largo y complicado, pero es un paso necesario para construir un país donde la justicia y la dignidad no sean privilegios, sino derechos garantizados para todos.
Reflexión final: la lucha contra las desapariciones no es sólo una cuestión de política pública, sino un imperativo moral. Hoy, más que nunca, México necesita unidad, empatía y acción decidida para enfrentar esta crisis. Los decretos anunciados son un comienzo, pero el verdadero cambio dependerá de la voluntad colectiva para no olvidar, no rendirse y no permitir que nadie más desaparezca en la impunidad.
Con Información de Excelsior.