El Golfo de California, apodado “acuario del mundo” por Jacques Cousteau debido a su biodiversidad única, hoy libra una batalla contra megaproyectos de gas que podrían convertirlo en una ruta de exportación para empresas estadounidenses.
Pablo Montaño, director de Conexiones Climáticas, aseguró en entrevista para Aristegui en Vivo que “México está a punto de convertirse en el patio de maniobras de un negocio que solo beneficiará a las corporaciones del fracking en Texas, mientras nosotros absorbemos el costo ambiental“.
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2005, el Golfo alberga el 80% de los mamíferos marinos de México y el 39% a nivel global. Es también la fuente del 70% de la pesca nacional. Sin embargo, los proyectos Saguaro, Amigo GNL y Vista Pacífico amenazan con transformarlo con 800 km de gasoductos que transportarán gas obtenido por fracking en Texas para licuarlo y exportarlo a Asia en buques de 300 metros de largo.
Estos barcos son la principal causa de muerte de ballenas en el mundo. El Golfo es un callejón sin salida para ellas.
Aunque la actual administración no ha autorizado el proyecto Saguaro (bloqueado por cinco amparos), la presión recae ahora sobre la secretaria Alicia Bárcena, quien debe decidir sobre los otros dos proyectos. “Usan permisos de 2006 para regasificación, pero ahora quieren licuefacción. Es un fraude legal”, denuncia Montaño.
La SEMARNAT ha declarado que prioriza la conservación, pero organizaciones exigen un veto definitivo.
No hay ‘dónde sí’. Estos proyectos equivalen a las emisiones anuales de Suecia y Portugal juntos.
El precedente es claro: en Freeport, Texas, la industria camaronera colapsó tras la llegada de plantas similares.
“En 2021 hubo una explosión que lanzó una bola de fuego visible a kilómetros. ¿Eso queremos para México?”, cuestiona Montaño.
Comunidades costeras, desde La Paz hasta Los Cabos, dependen de un Golfo saludable. “No somos títeres de Estados Unidos. La ONU y la CIDH deben recordarle a México sus compromisos con el Acuerdo de París y Escazú”, exige.
O protegemos este santuario o lo convertimos en zona de sacrificio. La ballena jorobada no puede negociar con buques.
Con información de: Aristegui Noticias