Las mujeres cobran cada vez más notoriedad en el mundo del narcotráfico. Muchas de ellas han sido conocidas por ser cruelmente sanguinarias, como es el caso de Rosalina Carrillo Ochoa.
Conocida como “La Estrella”, fue una sicaria del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que encabezaba una célula en la región Valles, en Jalisco.
Era famosa por su acciones sanguinarias y por no tentarse el corazón al momento de realizar venganzas, además de que está vinculada con el homicidio del director de Seguridad Pública de San Martín Hidalgo, Casimiro Zárate Guerrero, ocurrido el 30 de octubre de 2012.
Fue detenida al día siguiente, el 1 de noviembre de 2012 y señalada como la lideresa del Cártel de Jalisco Nueva Generación en la región Valle.
La mujer, en ese momento de 42 años de edad, también fue acusada de los delitos de posesión de cartuchos y portación de armas de fuego sin licencia y de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, así como por delitos contra la salud, en su modalidad de posesión de clorhidrato de metanfetamina y clorhidrato de cocaína con fines de comercio.
En 2018 recibió una sentencia de 15 años de prisión y a pagar una multa de 15 mil 715 pesos con 28 centavos.
Su detención, realizada por la Policía del Estado de Jalisco en la administración del ex gobernador panista, Emilio González Márquez, llamó fuertemente la atención por tratarse de una de las pocas mujeres que han sido identificadas con roles de liderazgo al interior de la estructura del CJNG.
Junto con “La Estrella”, también fue detenido Victoriano Torres, quien era su guardaespaldas. Fue condenado por los mismos delitos que aquella pero sólo recibió una sentencia de nueve años seis meses de prisión y una multa de ocho mil 862 pesos.
Cada vez más frecuente, la presencia de mujeres en el crimen organizado
El caso de Rosalina ocurrió en el 2012, pero en tiempos recientes se ha intensificado la presencia de mujeres en el mundo del narcotráfico, quienes participan de manera activa dentro de las estructuras de los distintos Cárteles en todo el territorio mexicano, ya sea como colaborando en secuestros, o como sicarias. Muy pocas logran escalar a los altos puestos en las organizaciones criminales.
El reclutamiento de mujeres menores de edad por parte del Cártel Jalisco Nueva Generación, liderado por Nemesio Oseguera “El Mencho”, quedó comprobado el pasado mes de agosto, cuando en el estado de Guanajuato detuvieron a una célula del grupo criminal. Entre los 16 detenidos se encontraban tres mujeres jóvenes de entre 18 y 20 años.
Aunque ya son mayores de edad, se presumen que estaban integradas al grupo criminal desde hace años, es decir, cuando todavía eran adolescentes.
Los cárteles reclutan a menores de edad para aprovechar un apartado de la ley en el que se indica que nadie es legalmente responsable antes de cumplir 14 años y después de los 18 reciben sentencias mínimas.
Por eso es que las organizaciones criminales reclutan a niños de entre 7 y 9 años para iniciarlos, con la intención de que alrededor de los 16 ya puedan desempeñarse como sicarios.
En el caso de las mujeres, en muchos de las ocasiones son arrancadas de sus familias ya sea para integrarlas a las filas de la organización o para el tráfico sexual. Datos de diversas organizaciones señalan que en las zonas ocupadas por el crimen organizado, son más altos los índices de delitos cometidos contra las mujeres como homicidio, extorsión, intimidación, violencia sexual y secuestro.
Un análisis de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) sobre la violencia contra menores en el país, comparó los números de niñas y mujeres adolescentes víctimas en los primeros trimestres de los años más violentos, 2018, 2019 y 2015, en los que resultaron 54, 51 y 47 niñas y jovencitas asesinadas, respectivamente.
Con el reclutamientos de niñas y jóvenes, el CJNG sigue los patrones establecidos por otros grupos criminales como La Línea, en Chihuahua y el Cártel del Noreste, quienes ya cuentan con células integradas únicamente por mujeres.
La Línea empezó a reclutar y entrenar a decenas de mujeres “jóvenes y guapas” como sicarias, reveló Rogelio Amaya, uno de los pistoleros de la organización luego de su captura.
“Son bonitas, adolescentes de buen ver, para engañar más a los contrarios”, declaró ante autoridades mexicanas en 2010 y añadió que la mayoría tenían entre 18 y 20 años, las mayores apenas llegaban a los 30.
Las mujeres ya se habían integrado a los “comandos” del grupo criminal que peleaban contra sicarios del Cártel de Sinaloa para mantener el control de Ciudad Juárez. Aunque siempre están acompañadas de un hombre, su trabajo es similar y lo realizan con la misma efectividad que sus pares.
“Van en autos y llevan armas largas o cortas. Van acompañadas de hombres, ellas se bajan a hacer el trabajo”, relató el sicario.
Otro pistolero del cártel detenido ese mismo año, Rosalío María Martínez, confesó la existencia de comandos exclusivos de mujeres que tenían distintas tareas que iban desde el narcomenudeo hasta asesinar a sus rivales.
El ejemplo más notorio de las niñas sicarias es Joselyn Alejandra Niño, una de las integrantes de Cártel de Las Flacas, quien en 2015 mostró una de las peores caras del narcotráfico, luego de ser ejecutada y descuartizada.
El cuerpo de “La Flaca”, como también se le conocía fue encontrado cortado en pedacitos adentro de una hielera abandonada en el puente fronterizo entre Matamoros, Tamaulipas en México, y Brownsville, Texas, Estados Unidos. En el lugar también se encontró a otra mujer descuartizada y a un hombre decapitado.
“Las Flacas” fueron un cártel de jóvenes sicarias, físicamente muy parecidas, que operaban de manera independiente y que trabajan para distintas organizaciones criminales para asesinar rivales. Operaban principalmente en la zona norte de México en estados como Baja California, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas.
Eran conocidas por ser jóvenes, delgadas que usaban chalecos antibalas, cadenas de oro colgando sobre el cuello, cabello peinado hacia atrás y lentes de sol sobre su cabeza.
Su apariencia casi infantil y su juventud las ayudaba a pasar desapercibidas entre sus víctimas para quienes parecían indefensas.
Con información de Infobae