Continuando con la crisis por la que atraviesan los torneos de fútbol mexicano, la semana pasada se dieron a conocer audios en los que se involucra a Matosas en presuntos actos de corrupción, hablando de un ‘moche’ por el traspaso de un jugador a León cuando él era director técnico de ‘La Fiera’.
Prácticas de las que podemos dudar sean la primera vez que sucede en el fútbol profesional, de cualquier parte del mundo, pero que cuando son mostradas a la luz causan mucho escozor en la imagen del deporte y de su federación internacional.
El fútbol es un espacio en el que la ética dejó de jugar hace mucho tiempo; las cantidades de dinero que se mueven alrededor de éste comprometen las ideas de algunos.
Uno de los frentes abiertos que tiene la FIFA es en su lucha anticorrupción; Infantino llegó a su puesto después de las elecciones obligadas por la renuncia de Joseph Blatter, mencionado en actos deshonestos en las votaciones de sedes mundialistas.
FIFA pretende humanizarse con su lucha anti discriminación; en Europa es contra el racismo, en México contra la homofobia; está tratando de atender los asuntos en la agenda de género al pronunciarse a favor de una igualdad en los derechos laborales entre futbolistas hombres y mujeres, pero tiene un serio problema de corrupción en muchos de los niveles de la federación; promotores que ofrecen jugadores en paquete, clubes que no respetan los derechos laborales, arreglos de partidos, elecciones de sedes y hasta de las propias presidencias.
Es una organización con 211 afiliados, más que la ONU, con una realidad especifica en cada uno de ellos; las situaciones particulares de cada país complican la correcta aplicación de su modelo anti corrupción.
México es un claro ejemplo; la impunidad con la que se pueden evadir actos de corrupción encontró un nicho en nuestro fútbol, que parece no molestarle tanto hasta que las noticias explotan.
Situaciones como la que atravesó, en lo extra deportivo, Veracruz deben ser de una atención adecuada por parte del máximo organismo de fútbol, no se puede repetir en ninguna otra parte del mundo.
En lo deportivo, los tiburones rompieron su racha de partidos sin victoria terminándola en 41 juegos ganado en el Puerto a Puebla por la mínima diferencia.
El resultado alivia el orgullo deportivo de los jugadores que nunca faltaron a su profesionalismo a pesar de las adversidades, tal vez algunos seguirían cambiando ese triunfo por la certeza de cobrar la siguiente quincena o terminar el torneo sin adeudos en su sueldo.
La recta final del torneo incluye a varios equipos que aún pelean un lugar dentro de los primeros ocho que acceden a Liguilla; con nueve puntos por disputarse, los equipos que lleguen a los 28 o 29 puntos totales estarán con posibilidades de clasificar.
Eso incluye a Pachuca, Cruz Azul y Monterrey que de no acceder a las instancias finales marcarían el Apertura 2019 como un tremendo fracaso; las tres directivas invierten por encima de la media de los equipos y quedarse fuera implica una decepción deportiva y económica.
Cruz Azul es el más obligado, no solo de estos tres, de todo el torneo; año tras año hay importantes inyecciones de capital y el equipo sigue sin responder en el terreno de juego, es un reflejo de las formas en las que se conducen sus dirigentes, la disputa por el poder dentro del equipo y la Cooperativa Cruz Azul, afecta directamente en el desempeño del equipo.
En Monterrey deben estar preocupados de que el equipo no levante, quedarse sin Liguilla de cara al Mundial de Clubes no es lo ideal anímica ni futbolísticamente; Pachuca no es un obligado, pero nos tiene acostumbrados a ser protagonista en las instancias finales, este era un proyecto en el que se esmeraron en mantener y que no rindió los frutos esperados.
Toluca y Guadalajara como colofón de un torneo que reflejó el continuo deterioro de las relaciones en el círculo futbolístico; el constante cambio de proyectos y la ‘romantización’ de épocas pasadas detienen la evolución del fútbol a nivel de clubes en nuestro país.
El futuro es Tigres, es América, es Santos y León, equipos y grupos empresariales que se han preocupado por limpiar la imagen de sus colores.
Terminar con la corrupción es una tarea del tamaño de la humanidad, esperamos que el ejemplo lo pongan los espacios que juntan más seguidores. Y sí, se empieza desde arriba.
Con información de Marca