El profesor Fernando Haddad dice estar “muy feliz” con su regreso a las clases en la Universidad de São Paulo. Hace justo un año estaba en el ojo del huracán, en la recta final de la campaña electoral que acabó perdiendo ante Jair Bolsonaro. Un año después, expresa su preocupación por el impacto que el líder ultraderechista pueda causar a medio y largo plazo, y aunque confía en la puesta en libertad de Lula, su mentor en la política, dice estar listo para saltar al campo en las elecciones de 2022.
“Sobre el Gobierno de Bolsonaro no tenía muchas expectativas, es una persona que no se preparó para ocupar el mayor cargo de la República (…) Bolsonaro no es un demócrata, no tiene la democracia como un valor, lo ves en su comportamiento, en la dificultad personal que tiene para lidiar con la diferencia”, comenta Haddad en una entrevista con EL MUNDO. Sobre la presunta vinculación del actual presidente con el asesinato de la concejal Marielle Franco, no quiso entrar a hacer valoraciones.
El que fuera candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT) asegura que le preocupa el legado que la ultraderecha pueda dejar en política educativa, en el medio ambiente o en las relaciones exteriores, donde la tradición diplomática de Brasil ha dado un giro de 180 grados para ponerse al servicio de un “vasallaje a EEUU sin obtener nada a cambio”, critica.
Haddad hizo su campaña electoral a contra reloj. El ex presidente Lula era el candidato oficial del PT, hasta que en el último momento la Justicia anuló su candidatura, como era de esperar, dado que estaba en la cárcel. Haddad tomó el relevo en el sprint final buscando el trasvase de votos, y aunque logró pasar al segundo turno, no consiguió frenar la ola bolsonarista. “Yo personalmente hice todo lo posible, todo lo que estaba a nuestro alcance”, dice Haddad, que cree que la disputa no se dio en igualdad de condiciones y que dejó heridas importantes en la sociedad brasileña.
“Brasil aún está muy dañado, muy fracturado por todo lo que pasó. Se habla mucho de polarización, pero no es una buena palabra. Una democracia tiene dos, tres polos, eso es normal. Lo que no puede haber es intolerancia”, lamenta, en referencia al discurso de odio que en su opinión se instaló en el Palacio del Planalto.
Echando la vista atrás, Haddad cita a los jueces y promotores que estaban “al servicio de una candidatura”, en alusión a Sérgio Moro, que meses después de condenar a Lula y allanar el camino a Bolsonaro se convertía en su ministro de Justicia. Además, había otro factor inesperado, la lluvia de ‘fake news’ y de mensajes masivos en WhatsApp: “No estábamos preparados para la guerra digital que prepararon contra nosotros, sólo un lado disparaba, y no sabíamos de dónde venían los disparos, fue un esquema con mucho dinero, patrocinado desde fuera… y no veo ninguna disposición en la Justicia en revelar lo que de verdad ocurrió el año pasado”.
El ex ministro de Educación y ex alcalde de São Paulo cree que poco a pocos los brasileños están entendiendo los abusos de la Operación Lava Jato, que prometió acabar con la corrupción en el país y puso patas arriba el sistema político. En los últimos meses, un goteo de conversaciones privadas filtradas por The Intercept evidenciaron que Moro y los fiscales se ayudaron mutuamente para crear las condiciones óptimas para encarcelar a Lula.
Haddad cree que el PT fue “víctima” de una persecución judicial y cuando se le pregunta por autocrítica no cita la palabra corrupción. En su opinión, el partido poco tiene que ver con el escándalo que se destapó en Petrobras: “Son directores que se dejaron corromper por un cártel de empresas”, dice.
Mientras se define el futuro de Lula (el Tribunal Supremo decidirá en las próximas semanas si anula la condena que le mantiene en prisión debido a la falta de imparcialidad de Moro), Haddad confiesa que se ‘entrena’ por si acaso. Falta mucho para las elecciones de 2022, pero él dice estar dispuesto a repetir como recambio: “Si Lula o el PT entienden que pueden aprovechar a Haddad… yo soy un jugador que llega a su hora, hago calentamiento, todos los ejercicios, dieta. Me preparo para el partido”, bromea.
Con información de El Mundo