Dos estudios confirman el ingreso de Voyager 2 al medio interestelar y proporcionan detalles sobre las características de la heliopausa.
Después del histórico hito de aquel 25 de agosto de 2012, en el que por primera vez un artefacto creado por el ser humano alcanzaba el espacio interestelar, la sonda Voyager 1; y de que su hermana, la Voyager 2, hiciera lo propio el 5 de noviembre de 2018, ahora sabemos que la Voyager 2 se ha adentrado en el medio interestelar, dejando atrás la frontera del sistema solar, y dejando de estar oficialmente bajo su influencia. Después de la Voyager 1, es el segundo objeto hecho por el ser humano que lo consigue.
La noticia ha sido confirmada por investigadores de la Universidad de Iowa y ha sido publicada en dos artículos en la revista Nature Astronomy.
La sonda Voyager 2 alcanzó el límite del sistema solar el 5 de noviembre de 2018, hace exactamente un año. Ahora, la sonda ha cruzado este límite y se adentrado en el medio interestelar (ISM), una región más allá del límite de la burbuja producida por el viento solar. Esta región podría definirse como el espacio que separa las estrellas entre sí.
Y, ¿por qué sabemos dónde se encuentra la sonda? El viento solar se caracteriza por estar formado de un plasma caliente y de menor densidad en comparación con el plasma del espacio interestelar, de plasma más frío y de mayor densidad.
Los científicos han averiguado que la Voyager 2 ha cruzado esta frontera detectando el aumento de densidad del plasma que ha experimentado a lo largo de su viaje, a través de un instrumento que mide las ondas de plasma. Este salto de densidad fue similar al experimentado por la Voyager 1 años atrás, indica Muy Interesante.
El ingreso de la Voyager 2 en el medio interestelar ocurrió a 119.7 unidades astronómicas (UA), es decir, a casi 18 mil millones de millas del Sol. Por su parte, la Voyager 1 ingresó en el ISM a 122.6 UA.
Ambas naves espaciales se lanzaron con pocas semanas de diferencia en 1977, con diferentes objetivos de misión y trayectorias a través del espacio. Sin embargo, cruzaron la heliopausa (frontera magnética que separa el Sol, los planetas del sistema solar y el viento solar del resto de la galaxia) prácticamente a las mismas distancias del Sol.
Más allá del hito que supone el viaje de la Voyager 2, los investigadores han podido averiguar más detalles acerca de la composición de nuestro propio sistema solar en sus límites exteriores.
Uno de los aportes del viaje de la Voyager 2 son pistas muy valiosas sobre la estructura de la heliosfera, la burbuja, con una forma muy parecida a una manga de viento, creada por el viento solar a medida que se extiende hasta el límite del sistema solar.
Con información de El Imparcial