La franja de terreno sobre la que se levantaba el muro de Berlín, de más de 160 kilómetros, se ha convertido en una ruta para bicicletas en la que se encuentran huellas de la transformación vivida por la capital alemana desde 1989 y testimonios de lo ocurrido durante la división.
El camino del muro rodea lo que en otro tiempo fue Berlín Occidental, lo que recuerda que la frontera no sólo partía la ciudad en dos sino que además separaba la parte oeste del territorio de la extinta República Democrática Alemana (RDA).
“La ruta corresponde al camino por donde se movían los guardias de fronteras”, explica el historiador Manfred Wichmann, de la Fundación Muro de Berlín, que se ha encargado de ubicar en el camino una serie de informaciones sobre lo ocurrido durante los años de la separación.
Ese camino estaba, al menos en la mayor parte de su recorrido, situado entre dos muros. Uno que daba hacia el este, después del cual se situaba la llamada franja de la muerte, y otro detrás del cual estaba Berlín Occidental.
El recorrido se puede iniciar a pocos metros de la estación central de trenes de Berlín, frente a la cual se encuentra, al lado de un canal, un monumento a Günther Litfin, una de las primeras víctimas mortales de la división. Fue alcanzado por los disparos de los guardias de fronteras cuando trataba de atravesar a nado el canal.
A lo largo del recorrido, se encuentran varios carteles en el que se hace un resumen estadístico de las víctimas del muro.
Se habla de al menos 136 muertos entre 1961 y 1989. De ellos 89 cayeron cuando intentaban huir y otros 30 fallecieron sin intención de escapar y como consecuencia de malos entendidos o accidentes. Entre las víctimas hay también ocho guardias de fronteras.
Con información de Publímetro