En medio de un reacomodo de fuerzas y de una polarización extrema, Bolivia amanece en tensa calma debido a que los habitantes de El Alto aún amenazan con continuar las revueltas en las calles de la ciudad.
Luego de que la exsenadora Jeanine Añez asumió la Presidencia este martes, apoyada por la cúpula militar del país, este miércoles una parte de los bolivianos busca retornar a la vida regular, mientras otra aún no acepta cómo sucedió la renuncia del expresidente Evo Morales y su vicepresidente, Álvaro García Linera.
Aún con algunas calles bloqueadas desde el fin de semana, se descartó que los militares asuman la política del país al éstos apoyar a Jeanine Añez.
Todavía dirigentes del Movimiento Al Socialismo (MAS), que se sienten traicionados por el propio Evo Morales, controlan a mucha gente en las denominadas praderas de la Ciudad de La Paz, el Altiplano.
Indígenas y clases populares que en su mayoría habitan la parte alta de los alrededores de la urbe, que protestaron, bloquearon calles y atacaron instalaciones gubernamentales y de la Policía, piensan que el expresidente Morales los traicionó al renunciar.
Y es que básicamente la capital boliviana es un contraste desde la propia geografía de la ciudad.
Abajo, en las calles del centro, empiezan a abrir nuevamente los negocios, pero en El Alto los dirigentes populares todavía sienten que no los incluyeron en ninguna decisión, cuando siempre, a través del MAS, apoyaron al exmandatario.
El Alto está alrededor del aeropuerto de La Paz, por lo cual hubo cancelación de vuelos y apenas esta madrugada comenzaron a regularizarse los itinerarios de las líneas aéreas.
Con información de Once Noticias