En la Organización de los Estados Americanos (OEA) chocaron las posturas de los gobiernos de México y de Estados Unidos sobre Bolivia: el primero condenó un “golpe de Estado”, mientras que el segundo celebró la renuncia del presidente Evo Morales, quien es ahora asilado político en México.
Carlos Trujillo, representante del gobierno de Donald Trump incluso atacó de manera indirecta a México, pues aseveró que “Estados Unidos nota la hipocresía de Estados miembros de la OEA que afirman su apoyo a la democracia y la no injerencia (…) y decidieron violar ambos principios: se oponen a todos los esfuerzos para que Bolivia tenga elecciones libres y justas, y ahora intervienen mediante el apoyo a funcionarios del exgobierno, quienes planearon y ejecutaron un fraude electoral masivo”.
La sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA, convocada en urgencia tras la renuncia de Morales, arrancó con la lectura de un informe que documentó las irregularidades detectadas por la misión de auditores electorales de la OEA en los comicios del pasado 20 de octubre, pero concluyó que “resulta probable que el candidato (Evo) Morales haya quedado en primer lugar y el candidato (Carlos) Mesa en segundo”.
“Sin embargo, resulta improbable estadísticamente que el candidato Morales haya obtenido el 10% de diferencia para evitar una segunda vuelta. El equipo auditor no puede validar los resultados de la presente elección, por lo que se recomendó otro proceso electoral”, afirmó Alfredo Icaza, titular de la misión electoral.
Tras la lectura se dibujaron los dos bloques opuestos en la OEA: uno, conformado por los gobiernos de México, Uruguay, Nicaragua y los representantes del gobierno de Morales, que denunció un “golpe de Estado”, resaltó que el indígena sigue siendo el presidente “legítimo” de Bolivia –pues su mandato terminaba el 22 de enero de 2020– y condenó la intervención de los militares en los sucesos.
El segundo bloque, representado por los gobiernos de Estados Unidos, Brasil, Colombia y los delegados del venezolano Juan Guaidó –entre otros-, denunció un “fraude” electoral “masivo” emprendido por el gobierno de Evo Morales, aplaudió su salida del poder y urgió que el “proceso de transición democrática” se lleve a cabo “sin violencia” y en “paz social”.
La postura de estos gobiernos contó con el respaldo de Luis Almagro, el Secretario General de la OEA, quien expresó su hostilidad contra Evo Morales, y llamó a la mesa episcopal de Bolivia para implementar mesas de negociaciones y diálogo.
“Sí, hubo un golpe de Estado en Bolivia: ocurrió el 20 de octubre, cuando se cometió el fraude electoral que tenía como resultado el triunfo del expresidente Evo Morales en primera vuelta (…) ¿Quién de ustedes está a favor del fraude electoral? Eso sí es volver a las peores formas del hemisferio. Eso sí es absolutamente condenable e inadmisible”, dijo.
Y abundó: “Es muy triste, es el horror de los horrores. Es el despropósito de los despropósitos: que se arroje el legado político del primer presidente indígena de Bolivia por la borda de un autogolpe. Duele en el alma”.
La representante de Bolivia –un Estado que no tiene gobierno desde la salida de Morales– recordó que “el rol del Secretario General y la OEA es convocar a la pacificación y no a la confrontación”, y sostuvo que “el fraude, la segunda vuelta, las nuevas elecciones, la auditoría, solo fueron excusas para consumar la ruptura del orden constitucional y destituir al presidente Morales”.
La embajadora Luz Elena Baños Rivas, quien representa a México ante el organismo interamericano, urgió los gobiernos de la región a dejar atrás “los días aciagos y dolorosos donde las fuerzas armadas deponían y sostenían gobiernos” y convocó a los miembros de la OEA “a conducir su actuación con prudencia, con respeto al marco constitucional y tomando como base el principio de no intervención y la autodeterminación de los pueblos”.
La delegación mexicana también expresó su “profunda consternación” y condenó “enérgicamente” los sucesos de Bolivia, pues consideró que “las presiones que Evo Morales recibió por parte de las fuerzas armadas y los cuerpos de seguridad del país configuran elementos de un escenario de golpe de Estado”
Tras recordar que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador otorgó asilo a Morales, la embajadora Baños denunció el silencio de Luis Almagro y cuestionó su imparcialidad.
“El Secretario General, que despliega una constante e inusitada actividad mediática ha permanecido también sorpresivamente callado (…) ante el desbordamiento de la violencia y el peligro en el que se encuentra la vida de muchas personas, sin atribularse demasiado, al menos públicamente, para proteger con urgencia la democracia y los derechos humanos. Nos preguntamos, ¿cuáles son sus prioridades?”, lanzó la diplomática.
El gobierno de Uruguay, por su parte, resaltó su “preocupación” en “momentos en que América Latina parecía haber conjurado el maleficio que le condenaba a la violencia y a los golpes de Estado, que avasallaban con frecuencia el orden constitucional”.
“¿Desde cuándo una sugerencia de las fuerzas policiales y militares puede ser realmente considerada como tal? El eufemismo, en este caso, parece una burla”, señaló el representante de Uruguay, quien recordó que Morales convocó a nuevas elecciones el sábado pasado, cuando la misión electoral de la OEA publicó sus observaciones preliminares sobre las irregularidades.
“Acá hay un doble trasero que se aplica en detrimento de las formas y las instituciones, de acuerdo a las simpatías o antipatías del signo ideológico que se profesa; aprobando aquí lo que se desaprueba allá, o la inversa. A consecuencia, hoy (Morales) se encuentra en el exilio, y el poder de hecho, y no de derecho, se sustenta en la fuerza de las armas”, deploró.
En el bloque encabezado por gobiernos de derecha, la voz del gobierno de Trump resultó la más hostil contra Morales, el cual expresó que “si hubiera habido una amenaza contra la democracia, la hizo el gobierno boliviano encabezado por el expresidente Evo Morales”, y condenó que “el expresidente Morales llamó a la resistencia, lo que resultó en violencia y amenazas contra la oposición”.
Esta mañana, mientras ponía el pie en México como asilado político, Morales aseguró que su vida corría peligro en Bolivia, y afirmó que un mando militar ofreció 50 mil dólares a uno de sus cercanos para que lo entregara.
El gobierno hondureño participó en el bloque que aplaudió la renuncia de Morales, y ello a pesar de que su presidente, Juan Orlando Hernández, consiguió la reelección después de un “apagón” del sistema informático y de un llamado de la misión electoral de la OEA a repetir el proceso electoral, al igual que lo ocurrido en Bolivia. A pesar de ello, Washington reconoció su triunfo.
Durante su alocución, el representante del gobierno de Estados Unidos recordó las declaraciones de Trump, quien aplaudió ayer la renuncia de Morales y advirtió que ésa representa un mensaje para los “gobiernos ilegítimos” de Nicolás Maduro en Venezuela y de Daniel Ortega en Nicaragua.
“Estamos ahora un paso más cerca de un hemisferio occidental completamente democrático, próspero y libre”, dijo Trujillo.
Con información de El Periódico de México