Los cambios que estamos viviendo, tanto en lo local como en lo global, traen consigo la oportunidad de reflexionar, reponderar y tomar acciones que, seguramente, serán diferentes a como usualmente lo hubiéramos pensado.
Los nuevos gobiernos en muchos países del mundo, los nuevos estilos en los gobernantes más poderosos del mundo, Europa pasando por el “Brexit”, Asia reacomodándose ante las políticas de Trump, y Latinoamérica conservando a los gobernantes que han detenido el progreso de sus países; otros buscando justicia para gobernantes del pasado y unos más cercanos eligiendo cambios por lograr el cambio como si éste fuera un destino.
¿Es nueva la incertidumbre? En realidad no lo es. La incertidumbre ha existido desde que el ser humano se asume como tal, y quizás desde antes. Entonces, ¿qué hace diferente a la incertidumbre que estamos viviendo actualmente? ¿Qué es lo que hace que lo incierto hoy nos ocupe de forma diferente a como nos había ocupado antes?
Quizá la respuesta es que estamos viviendo una nueva era de tiempos inciertos, algo a lo personalmente me gusta llamarle “incertidumbre ante la incertidumbre”, pero ¿por qué?
Probablemente porque ya nos habíamos acostumbrado a regímenes que, ante la incertidumbre, había patrones ya aprendidos, había prácticas que funcionaban consistentemente, aunque las personas en el gobierno cambiaran. Había hábitos que ya se habían convertido en parte de la cultura de los países y que hacía que tomáramos acciones más “a lo seguro” aún ante la incertidumbre que el futuro en esos momentos nos confrontaba.
Sin embargo, hoy el mundo está cambiando en muchas dimensiones, no solamente en los estilos de los gobiernos y los gobernantes como ya habíamos mencionado, también la cultura e incluso la tecnología han jugado un papel importante en estos nuevos tiempos.
Hoy la tecnología, así como nos ayuda y nos informa, ¡nos está confundiendo! Y eso crea más dudas o una incertidumbre diferente. A través de la maravillosa y sorprendente tecnología, tenemos mucha más información que antes y la tenemos casi en tiempo real, ¡podemos saber casi todo si nos ponemos a investigar a profundidad! Sin embargo, el reto es tener la capacidad de analizar y profundizar para saber si es real o es verdad. Vivimos en la paradoja en la que mucha información se está convirtiendo en poca información ¿No sientes, a veces, que ya no sabes si lo que sabes realmente lo sabes?
Hoy es diferente. Vivimos ¡la incertidumbre de la incertidumbre!, valga la redundancia.
En el ámbito empresarial, la incertidumbre se acentúa con los cambios generacionales que, aunque han existido siempre, hoy suceden más rápido y las diferencias entre nosotros son aún más grandes y evidentes que antes. ¿Cómo hacemos para entendernos? ¿Cómo debe cambiar la relación laboral y cuáles son ahora los nuevos retos para crear un verdadero equipo productivo?
Y en el ámbito político, la gente en el mundo está buscando un cambio hacia la nueva realidad de la humanidad en este planeta y las mayorías están creando los cambios de gobierno con sus votos. Y llegan los nuevos gobiernos “del cambio” al poder y… ¿qué pasa? ¡Los gobiernos y los conflictos internacionales están también construyendo nuestra nueva “incertidumbre sobre la incertidumbre”!
Por un lado, con los nuevos estilos de los gobernantes, ya sean millonarios, muy jóvenes o populistas, no sabemos qué van a hacer y qué no van a hacer. Parece que los “Planes Nacionales de Desarrollo” ya no existen o ya no son como antes, y es poco probable que sepamos qué van a hacer o decir o, peor aún, que van a escribir o twittear cada mañana.
¿Y entonces qué hacemos?
Lo que nos debe quedar claro a muchos es que hay que hacer algo al respecto y moverse hacia adelante, hacia ese futuro que, si bien se ve más incierto que de costumbre, es el futuro que hemos de enfrentar. Quedarse inmóvil, pasmado como hay muchos, o “esperando estratégicamente” a que algo se vislumbre con más claridad puede ser el peor error de los nuevos tiempos.
Los retos de las empresas y de sus Directores Generales han evolucionado y ahora han de ser capaces de manejar este nuevo tipo de incertidumbre. Por ello es importante reflexionar sobre cuál es el nuevo modelo de liderazgo que se requiere.
De entrada, me parece que debemos reforzar nuestros procesos de Planeación hacia el futuro. Convertir la incertidumbre y los efectos que está teniendo ya en las economías, en los mercados y en diferentes industrias y sectores empresariales, en oportunidades para la innovación y el cambio que las mayorías buscan.
Hacia un nuevo futuro que también tenga muchos beneficios para las empresas, para los equipos que la conforman y para los clientes y consumidores que seguirán demandando soluciones de calidad.
Por lo tanto, le invito, amable lector, a no ponernos cómodos ni a quedarnos estáticos, como paralizados, esperando a ver qué pasa o deseando que no pase nada malo o, peor aún, que todo vaya a ser como antes algún día próximo, algún otro año por venir o el siguiente sexenio. Reflexionemos en esto: ¿cómo por qué volvería a ser como antes? Si los tiempos ya han cambiado, no hay elementos para pensar que las cosas volverán a ser como antes.
En cualquier sector puede venir quien realmente cambie las reglas del juego. Start-Ups que, ante la nueva incertidumbre, encontrarán las oportunidades y causarán más disrupciones en grandes y pequeñas industrias, como las que ya hemos visto, sufriendo o gozando, desde antes de que cambiáramos de siglo. Y ahora, vienen y vendrán cada vez más rápido.
Actualmente, ya existen emprendedores y empresas que están viendo valor, un gran bien, en las oportunidades que ofrece este nuevo mundo tan incierto.
Con información de Forbes