Creado en noviembre del 2010 en el Espinal, Veracruz, el túmin fue impulsado por alumnos y profesores de la Universidad Veracruzana Intercultural, con el objetivo de ayudar únicamente a los habitantes de este municipio, quienes sufrían por la falta de dinero.
A poco tiempo de su creación y circulación, Banxico interpuso en 2011 una demanda ante la Procuraduría General de Justicia en contra de los promotores de esta nueva moneda.
La institución mexicana argumenta que el túmin viola el artículo 28 de la Carta Magna, el cual garantiza que la acuñación de la moneda es un ejercicio propio del Estado, por lo que ellos son los únicos encargados de emitir, regular y proveer la misma.
Mientras que Banxico dice que se trata de fraude al fisco, Juan Castro, creador del túmin asegura que el objetivo no es afectar al peso mexicano sino complementarlo y apoyar a la economía de las familias a través de lo que ellos llaman una economía solidaria.
Para el Banco de México la existencia del túmin representa una amenaza pues en 9 años el uso de la moneda alternativa “Túmin” se ha expandido a 20 estados de la República. Pero también se usa en algunos establecimientos del extranjero como Argentina, Colombia, Bolivia, Italia, Inglaterra y China.
Lo anterior contrasta con el argumento de sus creadores acerca del derecho que tienen las comunidades indígenas de decidir sobre su propia organización económica.
Pues, aunque el surgimiento del túmin fue en una comunidad la cual se considera como parte de la región totonaca, la expansión de la moneda podría estar siendo utilizada por personas que no se identifican dentro de un grupo indígena.
Otro posible problema para Banxico podría ser la inflación, el conflicto de la demanda y de la oferta, ante esto, en la página oficial del túmin se especifica “con el túmin no hay inflación porque hay un equilibrio: hay productos y hay dinero”, esto se debe a que todos los que quieran hacer uso del túmin como clientes, también deben ofrecer algún producto o servicio.
El funcionamiento de los túmins es el siguiente: por cada 100 inscripciones, se imprimen 50 mil túmins y se les reparte de 100 a 500 unidades por persona de forma gratuita, además se les entrega un cartel de que ellos también los reciben como forma de pago.
Sus usuarios se refieren a que se trata de una moneda complementaria ya que por ejemplo si un kilo de carne cuesta 150 pesos, entonces se puede pagar 110 con pesos mexicanos y 40 con la moneda del túmin, situación que varía según los precios de los productos y los dueños.
Aunque los comerciantes son quienes deciden la cantidad que se puede pagar con túmins, el mínimo aceptado debe de ser el 10% del valor del producto, incluso el locatario puede cobrar en su totalidad con túmins, si así lo desea.
En fecha reciente, los socios del túmin presentaron una nueva serie de tarjetitas, de su “moneda alternativa” inspirada en la cultura zapoteca de la región de los Valles Centrales, a partir de la inclusión del danzante de la pluma, las grecas, el diamante y el árbol del Tule, referentes de la fiesta, naturaleza, arqueología, textil y danza de Oaxaca.
Con información de Arena Pública y Excélsior