El reportero Tareq Haddad, despedido de Newsweek por contar la historia sobre lo que ocurre en Siria, reveló cómo operan en realidad los medios de comunicación occidentales en el país levantino, quiénes son los Cascos Blancos y quién está detrás de Bellingcat.
Haddad destacó que desde el principio del conflicto en Siria, sabía que la sociedad occidental estaba siendo engañada. Además, en su entrevista para el canal ruso Zvezda, indicó que hacía publicaciones que mostraban las incongruencias en la narrativa oficial.
“Hay cada vez más y más pruebas de la mentira y si quieres decir algo que contradice la posición oficial de tu Gobierno, se hace muy difícil. Especialmente, porque la propaganda se hace tan sofisticada que la mayoría de la sociedad no creerá en lo que dice el Gobierno”, indicó Haddad.
Por eso, señaló el periodista, muchos de los artículos que él escribió no fueron publicados. Además, las pruebas de lo que está ocurriendo se van amontonando, pero a pesar de ello los medios de comunicación mainstream se niegan a informar sobre ellas.
“En EEUU y el Reino Unido hay muchos periodistas buenos, pero están bajo constante presión por parte de las autoridades o los redactores que a su vez están relacionados con el Departamento de Estado de EEUU”, explicó.
También señaló que eso ocurre porque prácticamente todos los medios de comunicación del país norteamericano están estrechamente relacionados con el Departamento de Estado.
Cuando se dan conflictos de intereses, los medios optan por ceder ante las autoridades, porque sin estos contactos perderían la oportunidad de entrevistar a los políticos y otras figuras importantes, explicó Haddad.
“Esta historia sobre el ataque químico en Duma es tan bochornosa para los Gobiernos de EEUU y Reino Unido que su publicación supone un gran riesgo para la editorial”, afirmó el periodista.
Con cada día que pasa hay más y más pruebas relacionadas a la carta del empleado de la OPAQ y se hace más difícil mantenerla en secreto. Por lo cual, destacó Haddad, los periodistas tendrán que decidir si la van a comunicar o seguir el rumbo estatal.
El experiodista de Newsweek añadió que la propaganda de los supuestos crímenes brutales usó desde los días de la Guerra de Vietnam y en conflictos posteriores. Un ejemplo de ello fue la Guerra del Golfo Pérsico, cuando la opinión pública estaba dividida.
Fue entonces cuando mostraron las declaraciones de una niña de 15 años que apareció en la ONU. Amnistía Internacional la invitó para que diera un discurso y ello afirmó sin mostrar prueba alguna que los soldados iraquíes se llevaban a los bebés de sus incubadoras.
“Toda la prensa publicó sus acusaciones sin corroborar los hechos y la opinión pública cambió a favor de la guerra. Cuatro años más tarde resultó que esta niña era la hija del embajador de Kuwait en EEUU y este discurso era parte de la máquina propagandística”, subrayó Haddad.
El periodista destacó que lo mismo ocurrió con la Guerra en Irak y está ocurriendo ahora en Siria aunque con unos métodos nuevos.
Este periodismo se basa en grabaciones hechas con celulares y otros medios similares y, cuando uno ve algo así, se lo cree automáticamente, explicó Haddad. Además, destacó que muchas de las declaraciones hechas por Bellingcat y los Cascos Blancos contienen errores de carácter científico.
“Ahora se está haciendo cada vez más evidente que los Cascos Blancos son una herramienta estatal de propaganda. La gente debe preguntarse si puede creer a Bellingcat o los Cascos Blancos, que están relacionados a los Gobiernos de EEUU y el Reino Unido de la manera más sospechosa”, concluyó Haddad.
Con información de Sputniknews