El Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) fue aprobado por la Cámara de Representantes y será sometido al Senado a principios de 2020 antes de ser promulgado ley por el presidente Donald Trump.
Después de intensas rondas de negociaciones entre México y Estados Unidos en la recta final, el proyecto de ley de implementación del tratado comercial que sustituirá al TLCAN fue aprobado con un voto bipartidista abrumador de 385 a favor y sólo 41 en contra.
Ese consenso bipartidista fue notable al producirse sólo 24 horas después del voto sobre el impeachment del presidente Donald Trump, marcado por un enfrentamiento épico entre demócratas y republicanos, demostrando que la polarización política no impera en todos los temas.
Trump, con esto, obtiene un gran triunfo político justo al arranque de la contienda electoral estadounidense, donde busca su reelección, ya que con el T-MEC cumple con una de sus principales promesas.
Al mismo tiempo, con las modificaciones logradas –sobre todo en material laboral– durante más de un año de negociaciones, los demócratas también ya están elogiando el tratado como fruto de sus esfuerzos.
El proyecto de ley aprobado ayer mantiene las cláusulas sobre el monitoreo de la puesta en marcha y mantenimiento de la reforma laboral de México, incluyendo el envío de agregados laborales que rendirán informes sobre este tema –parte de lo ofrecido a los sindicatos estadounidenses, sobre todo la central obrera AFL-CIO, para obtener su apoyo al pacto, precondición para el voto de varios legisladores demócratas.
La semana pasada México rechazó medidas dentro del texto del proyecto de ley que implican que los agregados laborales funcionarían como inspectores de fabricas en México, argumentando que esas no estaban dentro del acuerdo trilateral firmado por la rama ejecutiva de los tres países.
Pero esa crisis de último momento aparentemente fue superada con la aclaración del representante de comercio de Estados Unidos, Robert Lighthizer, de que los agregados laborales en la embajada estadounidense en México no serían inspectores.
Sin embargo, esa aclaración no está en el texto del proyecto de ley aprobado, y por ahora sólo queda como un acuerdo entre la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos y el gobierno de México. El proyecto de ley no se puede modificar o enmendar después de que la Casa Blanca lo entregue al Congreso. Por tanto, esas medidas permanecerán dentro de la ley estadounidense sin establecer alguna prohibición de inspectores.
Aunque los tres gobiernos se congratulan por lograr este acuerdo como símbolo de la cooperación trinacional, casi todas las medidas laborales son unilaterales hacia México. Eso, a pesar de que Estados Unidos es calificado como un violador sistemático de derechos laborales, la misma categoría en que se coloca a México.
En contexto, la misma semana que se aprobó el acuerdo comercial, la Cámara de Representantes también autorizó fondos para proceder con medidas, incluyendo el muro fronterizo de Trump, que busca frenar el libre tránsito de seres humanos.
Con información de La Jornada