Este mes se cumplen 25 años del “error de diciembre”, momento que dio inicio a la crisis de 1994, también conocida como la “crisis del tequila”, caracterizado por una devaluación del peso, salida de capitales, disminución de las reservas internacionales, quiebra de bancos y caída del producto interno bruto (PIB), con la consecuente pérdida de empleos.
A 25 años del inicio de una de las peores crisis del México moderno, expertos consideran que si bien la economía nacional muestra un estancamiento, estamos muy lejos de experimentar un suceso parecido, gracias a fortalezas como un tipo de cambio flotante y mayor regulación en el sistema financiero.
De acuerdo con historiadores, las causas de fondo de la crisis 1994-1995 se encuentran en la apertura comercial y financiera que provocó un crecimiento incontrolable del déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos, que hizo a la economía mexicana altamente vulnerable a los flujos de capital provenientes del exterior.
En el periodo 1989-1993, el déficit acumulado de la balanza en cuenta corriente sumó 96 mil 092 millones de dólares, que compensado casi en su totalidad por un superávit en la cuenta de capital de 88 mil 854 millones, gran parte de este monto provino de flujos de capital de cartera, atraídos por el “nuevo milagro mexicano” y apreciación del peso.
A esto se sumaron políticas monetaria y fiscal restrictivas desde 1992 para moderar el desequilibrio externo y mantener los flujos externos de capital, que frenaron el crecimiento de la economía y generaron problemas de cartera vencida, así como factores políticos como el levantamiento zapatista en Chiapas y los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu.
Específicamente, para atraer el capital de cartera aumentaron las tasas de interés, el rendimiento real de los Cetes a 28 días pasó de 2 por ciento en 1991 a 7.7 por ciento en 1993 y conforme los riesgos aumentaban, este rendimiento fue insuficiente y surgieron Tesobonos, que eran títulos gubernamentales emitidos en pesos, pero indizados al tipo de cambio, con el objetivo de asegurar a los inversionistas pérdidas cambiarias.
Además, el aumento significativo del crédito interno y externo privado, debido a altas tasas de interés, llevó a un sobreendeudamiento y falta de liquidez, que originó carteras vencidas de los bancos e intermediarios financieros, esto en un contexto de baja supervisión del Estado, que desembocó en una crisis bancaria.
La economista en jefe de Banco Base, Gabriela Siller, coincide en que la principal causa de la crisis de la cuenta corriente que fue financiado por “capitales golondrinos”, pero agregó que el segundo factor relevante fue el tener un tipo de cambio que fluctuaba en ciertas bandas, aunado a reservas internacionales bastante bajas que fácilmente se redujeron al salir capitales con los asesinatos antes mencionados, ante una alta inestabilidad política.
Principales diferencias entre 1994 y 2019 Para Siller, la economía ha cambiado bastante de 25 años a la fecha, pues ahora el Banco de México (Banxico) tiene un número mucho más alto de reservas internacionales, que inclusive las utilizó en la crisis financiera de 2008-2009, para suavizar un poco las decisiones del mercado cambiario, además ahora hay un régimen monetario de libre flotación, que hace que el tipo de cambio funcione como un amortiguador para la economía. Explicó que este tipo de régimen en la crisis financiera no llevó a México también a una crisis, solamente a una recesión, a lo que se suma que en el país se tiene una mejor regulación bancaria que ha evitado que el sistema financiero colapsara.
El gobernador del Banxico, Alejandro Díaz de León, señaló que la economía ha cambiado de una manera muy significativa, ya que en 1995 no se tenía un buró de crédito que funcionara de manera adecuada y que proporcionara información de los deudores; además, no había una regulación para posiciones cambiarias como los de hoy en día. Otro punto importante, añadió, es que en 1994 no existían créditos hipotecarios a tasa fija, pues el pago estaba ligado al salario o a tasas de interés de corto plazo, “claramente era un producto financiero muy inestable, muy volátil, muy frágil y que provocó un entorno de cartera vencida muy significativo”, dijo.
“La crisis de 1995 fue una crisis muy dolorosa, muy costosa y parte de ese aprendizaje en estos 25 años dio como resultado un sistema financiero mejor regulado, con mejores niveles de capital, mejores niveles de liquidez y capaz de resistir choques de una mejor manera, también el entorno macroeconómico que se tiene es de mucha mayor fortaleza hoy en día de lo que se tenía en aquel entonces”, aseguró Díaz de León.
México lejos de una crisis Estas diferencias en las condiciones económicas de nación hacen que se vea lejos una crisis como la que sucedió en 1995; sin embargo, existen factores de riesgo que presenta el país y que podrían generar salida de capitales. “De alguna manera estamos menos vulnerables, no se vislumbra que vayamos a caer en una crisis, pasamos por una fase recesiva en la primera mitad de 2019 pero estamos lejos de una crisis, sobre todo pensando que el tipo de cambio podría ser el amortiguador de algún choque del exterior, no se ve tampoco que la economía de Estados Unidos vaya a caer en una recesión”, indicó la economista de Banco Base.
Explicó que este tipo de régimen en la crisis financiera no llevó a México también a una crisis, solamente a una recesión, a lo que se suma que en el país se tiene una mejor regulación bancaria que ha evitado que el sistema financiero colapsara. El gobernador del Banxico, Alejandro Díaz de León, señaló que la economía ha cambiado de una manera muy significativa, ya que en 1995 no se tenía un buró de crédito que funcionara de manera adecuada y que proporcionara información de los deudores; además, no había una regulación para posiciones cambiarias como los de hoy en día.
Otro punto importante, añadió, es que en 1994 no existían créditos hipotecarios a tasa fija, pues el pago estaba ligado al salario o a tasas de interés de corto plazo, “claramente era un producto financiero muy inestable, muy volátil, muy frágil y que provocó un entorno de cartera vencida muy significativo”, dijo. “La crisis de 1995 fue una crisis muy dolorosa, muy costosa y parte de ese aprendizaje en estos 25 años dio como resultado un sistema financiero mejor regulado, con mejores niveles de capital, mejores niveles de liquidez y capaz de resistir choques de una mejor manera, también el entorno macroeconómico que se tiene es de mucha mayor fortaleza hoy en día de lo que se tenía en aquel entonces”, aseguró Díaz de León.
México lejos de una crisis Estas diferencias en las condiciones económicas de nación hacen que se vea lejos una crisis como la que sucedió en 1995; sin embargo, existen factores de riesgo que presenta el país y que podrían generar salida de capitales. “De alguna manera estamos menos vulnerables, no se vislumbra que vayamos a caer en una crisis, pasamos por una fase recesiva en la primera mitad de 2019 pero estamos lejos de una crisis, sobre todo pensando que el tipo de cambio podría ser el amortiguador de algún choque del exterior, no se ve tampoco que la economía de Estados Unidos vaya a caer en una recesión”, indicó la economista de Banco Base.
No obstante, alertó, México ha recibido una gran cantidad de capitales golondrinos, de inversión extranjera de cartera y en la medida que el Banxico siga recortando su tasa de interés de referencia pueden empezar a salir, pues existe la probabilidad de que se genere una mayor percepción de riesgo en México por recortes en la calificación crediticia y una mayor incertidumbre por políticas económicas.
Con información de Milenio