A partir de ahora, la suerte del ex secretario de Seguridad Pública de México, Genaro García Luna, estará en manos del jurado de la corte del Distrito Este de Brooklyn, quienes definirán la inocencia o culpabilidad del creador de la guerra contra el narcotráfico.
Fue precisamente en en este juzgado durante el proceso de Joaquín “El Chapo” Guzmán, donde el nombre de García Luna sonó por primera vez.
En febrero de 2018, Jesús “El Rey” Zambada, hermano del capo mexicano, Ismael “El Mayo” Zambada, declaró en una audiencia que el Cártel de Sinaloa había sobornado con pagos millonarios a García Luna al menos en dos ocasiones.
La acusación sobresaltó a las autoridades mexicanas y estadounidenses, que prometieron una cacería de alto voltaje contra el ex funcionario.
Finalmente, el pasado 10 de diciembre en Dallas, Texas, las autoridades de esa región capturaron a García Luna y lo sentaron en el banquillo de los acusados para negociar su situación.
El viernes 3 de enero, en su primera comparecencia ante la Corte federal de Nueva York, el ex secretario se declaró inocente de los cuatro cargos de que se le acusa.
La enunciación exculpatoria del máximo jefe de la policía mexicana abrió la puerta a un inminente juicio donde podrían caer más “peces gordos”.
En el juzgado, donde se realizó la audiencia de procedimiento, García Luna apareció vestido con un pantalón color café, camisola gris y estuvo acompañado de su abogado de oficio, César Castro, su esposa y sus dos hijos.
Ante la juez federal Peggy Kuo, el ex encargado de la seguridad en el sexenio de Felipe Calderón, determinó enfrentar el procedimiento legal para demostrar su inocencia, por lo que el próximo 21 de enero, García Luna junto con su equipo de defensores, intentará nuevamente lograr su libertad bajo fianza, que le fue negada en esta ocasión debido a que los fiscales federal Ryan Harris y Erin Reid le pidieron a la ministra negar la fianza por temor de fuga.
La declaración “no culpable” es normalmente lo que señalan los presuntos delincuentes encausados por el Departamento de Justicia por delitos federales, pero posteriormente la gran mayoría llega a un arreglo.
En el caso de García Luna, éste podría pactar que durante el juicio no salgan a relucir nombres de políticos, militares y jefes de las fuerzas de seguridad del Estado relacionados con el Cártel de Sinaloa.
Como testigo cooperante dentro de un acuerdo con el Departamento de Justicia, García Luna también debe estar a la disponibilidad de la justicia de EEUU por si requiere testificar en contra de alguna otra persona acusada de narcotráfico.
Con el compromiso de arreglo, el ex funcionario podría ser enviado a la cárcel como máximo por un periodo de 10 años y como mínimo por un plazo de 36 a 60 años.
Hasta el momento el único futuro certero del ex mando policíaco es que debe permanecer un tiempo en una prisión federal de Estados Unidos debido a su relación con el todopoderoso Cártel de Sinaloa, considerado por la DEA como uno de los más peligrosos del mundo.
Con información de MSN