La doctora en Filosofía Esther Díaz tiene 80 años. Cuenta que su deseo sexual fue pobre en la juventud y ahora, en cambio “sigue vivo”. Sin embargo, la mayoría de las mujeres tienen dificultades para mantener una sexualidad activa por un prejuicio que comparten: el fantasma del “que dirán” sobre sus cuerpos
Vivió sin tabúes y escribió sobre eso en su libro “Filósofa punk” (Ariel), y cada vez que puede invita a las mujeres al autoerotismo, a la masturbación, a la exploración personal del deseo. “Tuve una vida sexual miserable de joven, llegué virgen al matrimonio, conocí los orgasmos, pero la plenitud fue de adulta”, sigue. Ahora, a sus 80 años, su vida sexual sigue siendo rica.
“Que se terminara mi menstruación fue lo mejor que me pasó en la vida. Cuando leo lo de los chips sexuales me mato de risa porque si tenés una vida sexual plena no lo necesitás, existen juguetes sexuales, porno. Incluso empecé a ser multiorgásmica después de los 50 años. Ahora a los 80 sigo viviendo mi sexualidad, sigue vivo el deseo. Estar viva está vinculado al sexo”, sentencia.
Pero no todas las mujeres de la tercera edad tienen su mente tan abierta a la exploración como la de la reconocida académica. Ani Kass es psicopedagoga especializada en gerontología y brinda talleres socio-recreativos a grupos de personas mayores de 60 años en sindicatos.
Lo que ella ve es diferente: “La mayor dificultad que presentan las mujeres -y el prejuicio que las frena- es el cuerpo”, dice. En sus talleres de estimulación cognitiva y de comunicación, Kass recibe las dudas, miedos e inseguridades de las mujeres grandes que se acercan.
“Las preguntas que se hacen son: ‘Con este cuerpo, a esta altura de mi vida, ¿cómo voy a hacer para empezar de nuevo una sexualidad activa? ¿cómo voy a hacer para mostrarme, para presentarme ante alguien que no me conoció con un cuerpo joven, fuerte, turgente? Y la respuesta tarda en llegar, pero llega; el cuerpo que tienen es el cuerpo que pueden gozar”.
El “qué dirán” es el fantasma más importante con el que se tienen que enfrentar la mayoría de las mujeres grandes que van a los talleres. Para muchas de ellas, la viudez implica el final de su vida sexual, la muerte de esa parte vital de sus vidas y de sus cuerpos.
“También es una limitación muy importante la de reconocer la sexualidad solamente como genitalidad. Cuesta entender que la erótica se manifiesta desde muchos más sentidos que la genitalidad”, añade.
Kass, además de ser tallerista, fue la actriz que interpretó ese mismo rol en el programa “El club del deseo”, de la señal para adultos mayores ACUA Mayor, que estuvo al aire en la programación de la Televisión Digital Abierta (TDA) desde 2012 a 2016.