Ciudad de México— El presidente Andrés Manuel López Obrador, presionado por la Administración Trump, ha fortalecido su estrategia para combatir a los cárteles, incluyendo regresar a la Marina Armada, la fuerza de seguridad élite de México, a las líneas del frente de la guerra contra las drogas.
Las acciones marcan un cambio de México respecto a una estrategia antinarcóticos que en gran medida puso fin a la persecución de arrestos prominentes y se enfocó casi exclusivamente en la reducción de la pobreza.
“Estamos operando de nuevo”, dijo un oficial de alto nivel de la Marina mexicana. “Se han definido los objetivos tras los que debemos ir”.
El cambio en la estrategia llega en medio de una creciente alarma en Washington por el fracaso de México para reprimir a las bandas del crimen organizado, en particular tras la masacre de noviembre de nueve estadounidenses a manos de sicarios de un cártel.
El Procurador de Estados Unidos, William Barr, ha asumido un papel principal para impulsar los cambios del Gobierno mexicano, entre ellos el traer de nuevo a los marinos al cumplimiento de las leyes contra el narcotráfico y acelerar la extradición de sospechosos.
Al tiempo que México redobla sus esfuerzos, Estados Unidos ha acordado intensificar las acciones para prevenir que se introduzcan armas de contrabando a México, de acuerdo con personas familiarizadas con el asunto.
La Marina, la fuerza de seguridad mexicana en la que más confían las autoridades estadounidenses, estuvieron detrás de los más destacados arrestos y asesinatos de líderes de cárteles en las últimas dos décadas, incluyendo haber capturado al capo Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Esta fuerza de élite fue en gran medida marginada por López Obrador poco después de asumir la Presidencia a finales del 2018, como parte de una estrategia para detener la persecución de importantes figuras de cárteles y enfocarse en cambio en atacar la pobreza, un enfoque llamado “abrazos, no balazos”.
Pero en semanas recientes, unidades de la Marina han estado involucradas en una serie de arrestos de alto perfil, incluido el de un jefe de un cártel de la Ciudad de México y familiares cercanos de dos importantes capos de las drogas.
Un vocero del Gobierno mexicano declaró que cualquier acción que México ha tomado, incluidas las acciones para trabajar con Estados Unidos, han sido por el propio interés de México y no por presión de Estados Unidos.
Estados Unidos también está presionando a México para que acelere las deportaciones y extradiciones de supuestos criminales buscados por delitos en Estados Unidos, dijeron las fuentes.
En los dos meses transcurridos desde la visita de Barr en diciembre, ha habido 37 extradiciones, una aceleración respecto a las 58 realizadas en todo el 2019, según datos de la Fiscalía General de la República.
Con información de Diario Mx