La impresora 3D creada por los ingenieros de la Universidad de Toronto fue sometida a pruebas y ha obtenido resultados muy prometedores en su misión de curar y cubrir quemaduras de gravedad en la piel.
Esta impresora 3D portátil ha sido sometida a pruebas en las que los investigadores han podido demostrar que, además de imprimir láminas de piel artificial, también tiene la capacidad de cubrir grandes quemaduras a través de su tinta biológica que ayuda al proceso de curación de la piel.
El proyecto está dirigido por el candidato a doctorado del Instituto de Biomateriales e Ingeniería Biomédica Richard Cheng bajo la supervisión del profesor Axel Guenther del departamento de ingeniería mecánica e industrial. Los ensayos in vivo en heridas graves fueron publicados en la revista Biofabrication donde se comprueba la capacidad curativa de la tinta biológica.
“Anteriormente, probamos que podíamos depositar células en una quemadura, pero no había ninguna prueba de que hubiera algún beneficio para la curación de heridas. Ahora lo hemos demostrado”, dijo el profesor Guenther.
Los autores del ensayo resaltaron que, para la medicina, esta impresora 3D resulta un gran avance, pues para ellos representa un gran desafío realizar injertos de piel cuando se trata de un paciente que ha sufrido quemaduras en un gran porcentaje de su cuerpo.
“Con grandes quemaduras, no hay suficiente piel sana disponible, lo que podría provocar la muerte de los pacientes”, dijo el colaborador del proyecto Marc Jeschke.
A pesar que la impresora 3D aún está en etapa de pruebas y más perfeccionamiento para su debido uso, los autores del proyecto que incluye a varios colaboradores esperan que muy pronto sea empleada por los cirujanos en una sala de operaciones real.
“Una vez que se utilice en una sala de operaciones, creo que esta impresora cambiará las reglas y logrará salvar más vidas. Con un dispositivo como este se podría cambiar por completo la forma en que practicamos el cuidado de quemaduras y traumas”, resaltó Jeschke.
Además, Richard Cheng se ha propuesto junto a sus colaboradores mejorar aún más esta impresora para que en un futuro cercano también pueda reducir al mínimo las cicatrices.
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“Reducir aún más la cantidad de cicatrices, además de ayudar con la curación de heridas. Nuestro enfoque principal en el futuro estará en el lado in vivo” aseveró Cheng en un comunicado de la Universidad de Toronto.
El primer prototipo de la impresora fue presentado en el año 2018. Desde entonces, ha sufrido muchos cambios y mejoramientos hasta ahora que continúa siendo perfeccionada por los integrantes del proyecto que calculan que en aproximadamente unos cinco años se podrá ver esta impresora 3D funcionando en el entorno clínico.
Con información de Sputniknews