Por primera vez la DEA reconoce que en Estados Unidos hay “cárteles domésticos” del narcotráfico desde hace cuatro o cinco años. Polo Ruiz, quien se encuentra a cargo de la Administración Antidrogas en Tucson, Arizona, sostiene que estos nuevos grupos –estructurados a partir de las pandillas de motociclistas– les han quitado a los narcos mexicanos el control del mercado local: dejaron de ser sus operadores para convertirse en sus socios. En entrevista, el agente especial les pone nombre, señala sus territorios y describe cómo operan.
En Estados Unidos hay “cárteles domésticos de la droga” que, en paralelo con el boom del consumo de drogas sintéticas, les han quitado a los mexicanos el control de territorios y mercados en ese país. Ya no son sus operadores sino sus socios.
Es la primera vez que un alto funcionario de la DEA reconoce que en su país operan cárteles de la droga integrados y dirigidos por sus connacionales; sus declaraciones rompen con el discurso que Washington maneja desde que en 1973 Richard Nixon creó la Administración Antidrogas y declaró la guerra contra un negocio supuestamente operado sólo por criminales extranjeros.
“Todos los días mueren, por sobredosis de drogas (en su mayoría sintéticas), unas 137 personas”, dice Ruiz a Proceso durante una entrevista en la oficina de la DEA en el distrito de Nogales, Arizona, a unos metros de la frontera con México.
“El consumo de fentanilo es la causa principal de las muertes por sobredosis. Enfrentamos con mucha fuerza la demanda de drogas sintéticas, por ello tenemos iniciativas que se enfocan en los cárteles domésticos”, agrega.
–Soy de las personas que dicen que en Estados Unidos no hay cárteles del narcotráfico –le dice el reportero a Ruiz.
–¡Sí hay! –contesta enfático.
–¿Usted puede decir que hay cárteles del narcotráfico en Estados Unidos? –insiste el reportero.
–¡Definitivamente sí! –responde tajante.
“Muchas de estas organizaciones construyeron sus negocios en la parte norte del país y tienen gente en la parte sur, que colinda con México, para operar. Las ponen a cargo del transporte y de otros aspectos de logística”, explica y agrega que los cárteles estadunidenses son una modalidad del crimen organizado que surgió en los últimos cuatro o cinco años.
La creciente demanda de drogas y el poderío de los cárteles mexicanos para adquirir, transportar, distribuir y vender todo tipo de enervantes en Estados Unidos motivó a pandillas y clubes de motociclistas que trabajaban para las organizaciones mexicanas a estructurarse en cárteles.
“Cuentan con gente (en el sur de Estados Unidos) para mover las drogas –que le compran a granel a los cárteles mexicanos– y tienen el control de los territorios. Algunas pandillas y otros grupos criminales son los cárteles domésticos que enfrenta la DEA”, señala Ruiz.
Los Ángeles, Nueva York, Chicago
El agente federal expone que así como los cárteles mexicanos se iniciaron en los ochenta comprando drogas a granel a las organizaciones colombianas, así ahora las pandillas estadunidenses compran a granel a los narcos de México.
“Estas organizaciones que controlan las ciudades y poblaciones como Los Ángeles, Nueva York o Chicago son pandillas que dominan las áreas donde se venden y distribuyen las drogas”, subraya Ruiz.
Con la popularidad del uso del fentanilo para elaborar en laboratorios clandestinos drogas sintéticas –fáciles de esconder, distribuir y vender, además de ser más baratas que la heroína o la cocaína– nacieron los cárteles domésticos.
Con información de Proceso