Miles de personas, que huyen del recrudecimiento de las hostilidades, soportan a la intemperie temperaturas bajo cero. Las agencias de la ONU entregan ayuda humanitaria, pero advierten que muchas personas pueden morir si no se encuentra un lugar para albergarlas.
El Programa Mundial de Alimentos y la Organización Internacional para las Migraciones advierten que la combinación entre la escalada de las hostilidades en esa zona del país, unido a las gélidas temperaturas invernales están causando estragos entre los desplazados.
A pesar de la escalada de las hostilidades, que esta semana causó una interrupción de 24 horas en las distribuciones, el Programa Mundial de Alimentos continúa prestando asistencia alimentaria de emergencia en el noroeste de Siria.
El pasado martes, el PMA se vio obligado interrumpir temporalmente la distribución de ayuda humanitaria debido a que el recrudecimiento de las hostilidades impidió las entregas de los camiones procedentes de Turquía que transportaban suministros.
El director regional del Programa para Oriente Medio y África del Norte, Asia Central y Europa Oriental manifestó su honda preocupación por la suerte de miles de familias que se vieron obligadas a abandonar sus hogares en pleno invierno y bajo temperaturas gélidas para huir a campamentos que se encuentran superpoblados.
Los importantes desplazamientos de población se deben a los intensos bombardeos en la ciudad de Atareb, en la provincia de Alepo, y cercana a la frontera entre Siria y Turquía. Desde diciembre de 2019, los ataques aéreos y los enfrentamientos armados en el noroeste del país árabe han forzado la movilización de 800.000 personas, el 80% de ellas mujeres y niños.
El Programa especificó que solo durante esta semana se desplazaron hacia campamentos saturados en dirección norte más de 140.000 personas que tuvieron que lidiar con temperaturas nocturnas de menos diez grados centígrados.
Desde el 1 de enero, el PMA proporcionó raciones alimentarias de emergencia listas para su consumo a más de 300.000 desplazados. Estas provisiones se consumen sin necesidad de ser cocinadas y son ligeras de transportar.
Asimismo, los socios del Programa proveen mensualmente asistencia alimentaria a casi 900.000 personas.
La OIM advierte de una posible crisis humanitaria
Por su parte, la Organización Internacional para las Migraciones confirmó que las crudas temperaturas invernales obligan a un gran número de desplazados a pernoctar al aire libre.
“Más de 80.000 personas que se vieron obligadas a huir de la violencia en los últimos meses están durmiendo bajo los árboles o en zonas descubiertas bajo la nieve”, dijo Joseph Ashmore, coordinador mundial de refugios de la OIM.
Ashmore añadió que “muchas más personas pueden morir a medida que se acentúen las condiciones invernales extremas, lo que provocará una de las crisis de alojamiento más graves a las que se ha enfrentado el sistema humanitario en el último decenio”, añadió.
La mayoría de los desplazados se alojan con familias de acogida, en campamentos o en edificios inacabados.
Durante las últimas semanas, los socios de la OIM entregaron artículos de emergencia -como mantas, kits higiénicos y otros artículos- así como equipos de cobijo para 129.000 personas.