Los daños ambientales provocados por Pemex, una de las 10 empresas que más contamina a nivel mundial, han llevado a que chontales de Macuspana presenten enfermedades y afectaciones económicas.
Poblaciones indígenas del municipio de donde es originario el Presidente López Obrador hicieron un llamado al Jefe del Ejecutivo y a dependencias como la Semarnat y Conagua para que intervengan en la zona y creen un programa de desarrollo sustentable, pues critican que Pemex sólo les ha dejado pobreza y pueblos contaminados.
La operación del Complejo Procesador de Gas Ciudad Pemex, así como de dos subsidiarias de Petróleos Mexicanos (Pemex), ha provocado enfermedades respiratorias, daños en la piel de pobladores, la contaminación de una laguna y afectaciones en las viviendas de al menos 45 comunidades chontales de Macuspana, Tabasco.
Los daños socioambientales han sido expuestos ante autoridades estatales y federales desde hace décadas, 26 años atrás incluso el Presidente Andrés Manuel López Obrador se sumó a las exigencias de las y los indígenas por frenarlos pero, hasta hoy, las denuncias siguen sin ser atendidas.
El Complejo de Petróleos Mexicanos (Pemex) -instalado en 1959- y las subsidiarias Pemex Exploración y Producción y Pemex Transformación Industrial producen gas y azufre para todo el país. Además, el subsuelo del municipio tabasqueño que alberga el recinto, y de donde es originario el Jefe del Ejecutivo, es atravesado por líneas de gasoductos.
Las operaciones generan diariamente partículas de dióxido de azufre, ácido sulfúrico –que se manifesta en lluvia ácida– quema de carbono, metano y humo contaminante que se emite durante el proceso de conversión de gas amargo a dulce, lo que afecta la salud de al menos 50 mil habitantes que viven en un rango de 15 kilómetros del Complejo Procesador de Gas.
A ello, se suma que con la lluvia ácida, además de la piel de la población, el patrimonio de familias se ve afectado porque las láminas de los techos de sus casas y sus alambradosse corroen; el estado de sus plantas y animales también se ve afectado.
Las irregularidades que comete Pemex son conocidas a nivel mundial ya que tiene antecedentes de estar poco comprometida con el medio ambiente. Un estudio elaborado por el Instituto para la Responsabilidad Climática de Estados Unidos y difundido en octubre del año pasado por el diario The Guardian mostró que ocupa el noveno lugar en un lista de las 20 empresas que más han contaminado al mundo desde 1965.
“Nuestros pueblos aportan muchos recursos naturales al país y a cambio solo recibimos destrucción a nuestra flora, fauna y contaminación que ha dejado a nuestra gente enfermedades”, criticó Pedro Mateo Morales, Delegado indígena del poblado Aquiles Serdán, quien esta semana acudió a la Ciudad de México en representación de 40 comunidades indígenas para buscar reuniones con autoridades federales.
En los últimos meses, delegados de comunidades indígenas y representantes de organizaciones y cooperativas han expuesto la problemática mediante escritos dirigidos a Pemex, a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), al Senado de la República, y a través de una denuncia popular interpuesta ante la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA); además, esta semana las y los locatarios exigieron la intervención inmediata de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
AMLO CONOCE EL TEMA, DEBE RESPONDER
En Macuspana, autoridades indígenas de 45 comunidades chontales realizan asambleas y se organizan para conseguir que Pemex se responsabilice por los daños, lo mismo hacen las costureras organizadas en la Cooperativa Exótica Textiles.
Lo que más molesta a quienes encabezan la lucha es que sus exigencias son conocidas desde hace décadas tanto por funcionarios que hoy laboran en Pemex, por el Gobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández, hasta por el mismo Presidente López Obrador, pero, acusan, sigue sin haber voluntad para resolverlas.
Y es que esta no es la primera vez que comunidades chontales evidencian los daños ocasionados por Petróleos Mexicanos en Macuspana. En 1993, campesinos tabasqueños exigieron que la empresa pagará por las afectaciones que causó a sus tierras, en esa ocasión López Obrador -quien un año antes había concluido su periodo como presidente estatal del PRD – se sumó a las protestas durante semanas, pero se separó de la fracción de manifestantes que, ante la omisión de las autoridades federales y estatales, optó por bloquear los accesos a la petrolera en Tabasco.
Gracias a la presión de la población tabasqueña, el 20 de octubre de 1993 Augusto López Hernández, que en ese entonces se desempeñaba como Subsecretario de Gobierno de Tabasco, representantes de Pemex y de las comunidades indígenas firmaron una minuta en la que se comprometieron a cubrir los daños ocasionados por la lluvia ácida, así como a contratar a una institución de reconocimiento internacional que analizará los daños ambientales y sus consecuencias en la salud de la población.
Sin embargo, las autoridades no cumplieron los acuerdos por lo que las protestas se volvieron cada vez más fuertes y derivaron en el encarcelamiento de febrero a marzo de 1994 del defensor Julio César Álvarez, actual Presidente del Movimiento México Despierta A.C., por delitos que no cometió. Julio recuerda que cuando estuvo en prisión Andrés Manuel López Obrador fue a visitarlo y ahí le le externó su apoyo y el respaldo a sus demandas contra Pemex, Muestra de ellos fueron los pronunciamientos que el ahora dirigente de la nación hizo públicamente.
Con información de Sin Embargo