Mientras en Venecia se ven obligados a suspender su famosísimo carnaval, y en otros lugares del mundo se cancelan o restringen los eventos públicos por culpa de la epidemia del nuevo coronavirus, los rusos tienen de momento más suerte y han podido disfrutar de la tradicional fiesta de la Máslenitsa sin grandes contratiempos.
Esta celebración, que se considera análoga al Carnaval occidental y es la tradición eslava más antigua de su tipo que se conserva hasta la fecha, tiene el propósito de despedir el invierno y dar la bienvenida a la primavera.
Millones de personas participan de los festejos, que este año se celebran del 24 de febrero al 1 de marzo. Durante esta semana, las ciudades y pueblos rusos realizan una gran variedad de eventos gastronómicos y culturales.
El Festival Máslenitsa de Moscú, organizado por el Gobierno de la capital rusa, se celebra por cuarta vez. El año pasado, participaron más de 4.9 millones de personas, quienes compraron más de 400.000 tradicionales ‘blinís’ o panqueques, que con su forma redonda recuerdan al sol.
Esta temporada, el festival se lleva a cabo en 29 lugares tanto en el centro como en áreas residenciales.
Las principales plazas de toda la ciudad acogen más de 2600 talleres, alrededor de 320 actuaciones y conciertos y 95 juegos al aire libre.
Para asegurar que todos salgan satisfechos, cerca de 90 empresas de catering y 167 representantes del comercio participan en el festival. En total, unos 200 puestos y casetas de alimentación ofrecen a los visitantes cientos de tipos de panqueques, desde los clásicos con crema agria, mantequilla, mermelada y leche condensada, hasta los más inusuales, como los de semillas de calabaza, o de centeno preparados de acuerdo a una antigua receta rusa; con salmón y queso crema o con caviar.
La Máslenitsa en la historia
La fiesta de la Máslenitsa se celebra durante la semana anterior a la ‘Gran Cuaresma’ (la temporada de ayuno más importante en la Iglesia Ortodoxa). El tercer día de la Máslenitsa: el mejor para comer muchos, pero muchos blinis. Pero lo que muy pocos saben, incluso entre los rusos, es el origen y la historia de esta festividad. Según la evidencia arqueológica, la Máslenitsa ha existido desde el siglo II d.C. y se originó como una fiesta pagana. Incluso hoy, a pesar de su significado cristiano, la gente sigue viendo la Máslenitsa como una fiesta que cierra un capítulo de frío y tristeza para abrazar la inminente explosión de vida, vegetación y calidez.
Estos festejos han tenido diferentes niveles de popularidad a través de los tiempos. Hasta principios del siglo XX, fue una de las fiestas más celebradas. Durante los años de cambio político, económico y social después del triunfo de la Revolución Rusa en 1917 dejó de celebrarse principalmente por considerarse una fiesta “ideológicamente incorrecta”.
Pero no es tan fácil borrar de pronto una tradición profundamente arraigada en la gente. La Máslenitsa continuó celebrándose en la privacidad de muchos hogares rusos durante varias décadas, hasta los años 60, cuando la cultura popular rusa volvió a ponerse de moda.
Las autoridades permitieron entonces los festejos, pero perdieron su nombre para llamarse ‘Despedida de invierno ruso’.
La denominación ‘Máslenitsa’ reapareció tímidamente en la jerga popular a principios de los años 70, y solo décadas después la fiesta recuperó del todo su apelativo.
Precauciones ante la epidemia en Moscú
Los moscovitas por ahora no tienen grandes preocupaciones con el nuevo coronavirus, pero de vez en cuando se pueden ver personas con mascarillas en la calle y es frecuente la información pública sobre las medidas de protección. Hasta el momento no se ha detectado ningún caso en la ciudad, aunque sí hubo dos en la región de Zabaikalie.
No obstante, las autoridades están tomando precauciones ante una posible propagación de la epidemia.
Entre otras, los ciudadanos de todos los países, incluida China, que entran en el territorio ruso desde los Estados afectados por el virus reciben durante el control fronterizo una disposición de las autoridades sobre la necesidad de cumplir el régimen de aislamiento en su lugar de residencia, sea permanente o provisional, que prohíbe la libre circulación por la ciudad, incluyendo el transporte público, para excluir la posibilidad de contacto en los lugares de afluencia masiva.
Al parecer, la forma de aplicar la medida ha suscitado críticas. El periódico Novaya Gazeta publicó una carta de la embajada china al ayuntamiento de Moscú, según la cual a pesar de que las autoridades rusas anunciaron que monitorearían a todas las personas recién llegadas de China para detener el SARS-CoV-2, en realidad los empleados del metro y los servicios del orden someten a inspección solo a ciudadanos chinos.
La misiva de la misión diplomática china subraya que “incluso en EEUU y países occidentales no hay un caso similar al del monitoreo especial de los ciudadanos de China en el transporte público de Moscú”.
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Al comentar la carta el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, enfatizó que las medidas contra la propagación del coronavirus en Rusia se aplican a todos y no tienen carácter discriminatorio.
Por su parte, el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, pidió en su respuesta al embajador chino en Rusia, Zhang Hanhui, que tome con comprensión las medidas que aplican las autoridades moscovitas. “Le pido comprensión por todas estas medidas forzadas que sirven para impedir la propagación del coronavirus en una de las mayores megalópolis de Europa”, dice la carta.
El texto indica que debido a la propagación del virus en una serie de países asiáticos y europeos, “las autoridades de Moscú priorizan proteger tanto la salud de los moscovitas como la de los huéspedes de la capital”.
Esperemos que cuanto antes los científicos y autoridades sanitarias logren controlar la epidemia y que tanto los moscovitas como todos el mundo puedan seguir celebrando carnavales y otras fiestas sin peligro.
Con información de Sputniknews