Lo que era una tarde de diversión entre un grupo de amigos en la zona recreativa de Ayuné terminó en una alarmante situación ayer en la tarde, ya que los jóvenes quedaron atrapados en la corriente en medio del río Tamazula, cuando intentaban cruzarlo a bordo de una camioneta todoterreno.
Entre los tripulantes de la unidad iba un niño que terminó desmayándose mientras la camioneta era arrastrada por la corriente.
De acuerdo con la información, eran cuatro jóvenes que rondaban entre los 25 y 30 años de edad, y el niño de 11 años de edad, todos de Culiacán, estaban en el sitio recreativo mencionado paseando en una camioneta Cherokee blanca con puertas azules y marcada con el número 12.
Ellos se divertían dando vueltas por el lugar.
Posteriormente tomaron la decisión de cruzar el afluente en la camioneta y se aventuraron, logrando hacerlo en dos ocasiones; sin embargo, la tercera vez fue la vencida, y cuando iban entrando el motor se les apagó y ya no respondió.
Momento en que bomberos realizan el rescate / Foto: Leo Espinoza
La corriente empezó a tomar el control y los fue arrastrando varios metros.
Al sentir el peligro de lo que estaba pasando, el niño se desvaneció en uno de los asientos.
El agua empezaba a meterse al interior del vehículo, empeorando las cosas.
La emergencia
Personas que también estaban a la orilla pasando un día de recreación entre amigos y familiares se percataron de los hechos y no dudaron en llamar a los números de emergencia.
La llamada se canalizó a los grupos de rescate, por lo que el escuadrón de bomberos de la estación Central, paramédicos a bordo de la ambulancia 223 y elementos de Seguridad Pública rápidamente se movilizaron para llegar lo más pronto posible a la ubicación.
Tras largos minutos, arribaron los rescatistas, quienes encontraron a los cinco varones en el capacete de la camioneta, lugar donde los muchachos decidieron recostar al menor que estaba inconsciente.
Poniendo en función su experiencia, los bomberos se pusieron sus equipos, ingresaron al agua y llegaron hasta ellos. Se tomó la decisión de rescatar primero al infante, que ya había sido tratado por uno de los bomberos y se platicó con él, ya que tenía una severa crisis nerviosa.
Se hicieron las maniobras y lo llevaron hasta la orilla, donde fue subido a la ambulancia y estabilizado por los paramédicos. Ya fuera de peligro, fue llevado al Seguro Social para descartar cualquier riesgo.
Los otros cuatro hombres fueron rescatados, y no requirieron ser tratados por el personal médico. Los cuatro se quedaron en el punto, ya que la unidad seguía en el agua. Ellos mismos ayudaron a los trabajadores de la grúa metiéndose a la fuerte corriente para engancharla y que fuera arrastrada hasta la orilla. El trabajo de las instituciones de rescate fue clave para que la emergencia, que provocó alarma entre los ciudadanos que pasaban un momento de diversión, no terminara en tragedia.
Con información de Debate