“Siempre he pensado que el mundo es un lugar erótico…”. Lo dice Daido Moriyama, el fotógrafo japonés de quien la Fundación Foto Colectania de Barcelona presenta una amplia exposición que estará abierta hasta el próximo 21 de junio. Y esa idea se refleja en muchas de sus imágenes que reflejan el lado más sensual del mundo urbano.
Las fotos de Daido Moriyama (Osaka, 1938), en su mayoría en blanco y negro, con fuertes contrastes, que a veces dan la impresión de estar un punto desenfocadas o borrosas, han creado un estilo propio. Son fotos generalmente atemporales que reflejan una visión subjetiva de la vida urbana, que incluye también la cara más inhóspita de las grandes metropolis del Japón.
Y en la exposición barcelonesa, titulada Daido Moriyama: A Diary, las fotos se presentan correlativamente como un dietario visual, sin ninguna jerarquía. No hay orden cronológico ni temático. Las comisarias Louise Wolthers y Sarah Walker han optado por imitar la fórmula del propio fotógrafo que dispara sin cesar su cámara, pasando de un objeto a otro, como si el obturador de la cámara respondiese al parpadeo del artista, y convirtiendo cada elemento en verdaderos fetiches.
Dos fotógrafos amigos, Moriyama y Klein, coinciden con sendas exposiciones en Barcelona
Moriyama no ha estado en Barcelona para presentar esta exposición porque ya casi no viaja, aunque ha enviado un vídeo. Sí ha venido su sobrino Sohey Moriyama, quien ha querido destacar la coincidencia de esta exposición con la que se hace actualmente de William Klein en La Pedrera, un buen amigo también del fotógrafo japonés con quien coincidieron varias veces en París.
La exposición en Foto Colectania se ha hecho con la colaboración del Banco Sabadell y las fotografías proceden de la Fundación Hasselblad, de Gotemburgo (Suecia) que el año pasado le concedió un premio equivalente al Nobel de la fotografía. Se pueden ver algunas de sus fotos más icónicas como la de un perro callejero, la cabeza de un caballo, una mujer en un supermercado ante una pila de botes de sopas Campbell o un autoretrato en un espejo. La exposición se completa con una selección de algunas de las publicaciones más destacadas, así como de la revista Record, donde empezó a publicar ya en 1972.
Una de las características de su obra es precisamente la importancia que concede a la reproductibilidad, y no le importa que sus fotografías se utilicen para serigrafiar camisetas, mientras que por el contrario reduce el valor de lo que sería la copia original. En cualquier caso siempre destaca por su enfoque radical y provocativo de los temas. “Las imágenes de Moriyama reflejan una visión subjetiva y auténtica de la vida en la ciudad y del caos de la existencia cotidiana y su trabajo ocupa un espacio único entre lo ilusorio y lo real”, han subrayado las comisarias.
Con información de La Vanguardia