Con la mirada puesta en el Día Mundial del Agua (22 de marzo), Fundación Aquae y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) consideran imprescindible para solucionar los retos del agua, agravados por la crisis climática, un cambio de cultura en la gestión de su demanda para que los diferentes niveles del gobierno, las empresas y la sociedad civil contemplen el agua como un recurso limitado y valioso que es necesario proteger. Ambas entidades trabajan conjuntamente desde 2017 para mejorar la gobernanza del agua y la economía circular.
«Basándonos en la evidencia extraída por la OCDE de la evaluación de la gobernanza del agua desarrollada en diferentes países, en situaciones de incertidumbre, como la que actualmente atravesamos, es clave realizar una gestión de la demanda de agua (actividades que permiten reducir su demanda, mejorar la eficiencia de su uso y evitar su deterioro) cada vez más eficiente; encontrar soluciones proactivas en lugar de reactivas; y realizar un inventario de los recursos hídricos para facilitar la toma de decisiones», explica Oriana Romano, jefa del Programa de Agua de la OCDE.
La gestión de la demanda exige, en primer lugar, un cambio de cultura en la que el agua ya no se considere como un recurso ilimitado sino como un bien insustituible y escaso que debe protegerse mediante la regulación, los instrumentos económicos y las tecnologías.
En segundo lugar, se deben encontrar soluciones proactivas que nos preparen para evitar los riesgos del agua y minimizar los daños en caso de eventos extremos, como las sequías o inundaciones que el cambio climático está generando. Por último, se necesitan datos hidrológicos, técnicos, sociales, económicos y financieros fiables para hacer proyecciones, monitorear resultados y mejorar las políticas de agua.
«Se conocen ya muchas de las soluciones técnicas que son necesarias para abordar los desafíos actuales que exige la gestión del agua, aunque en ocasiones puede fallar el proceso de implementación. Por eso, el papel de la gobernanza del agua para el diseño y ejecución de políticas efectivas, sostenibles e inclusivas es ahora indiscutible y clave para prevenir y minimizar los riesgos de “demasiada” agua, “demasiado poca” agua y agua “demasiado contaminada”», destaca Mariola Urrea, presidenta del Consejo de Estrategia de Fundación Aquae.
Las proyecciones de la OCDE muestran que el 40% de la población mundial vivirá en cuencas hidrográficas con escasez de agua de aquí a 2050. También prevé que el número de personas en riesgo de inundaciones aumente de los 1.200 millones de la actualidad a alrededor de 1.600 millones en 2050 (cerca del 20% de la población mundial).
«El aumento de las temperaturas en el planeta, aunque el Acuerdo de París (2015) estableció compromisos para limitarlo a 1,5ºC o, al menos, mantenerlo por debajo de 2°C, tiene un gran impacto en la cantidad y calidad del agua: por un lado, genera un aumento del nivel del mar a medida que el agua se expande y se incrementa el deshielo de los glaciares y las capas de hielo; y, por otro lado, provoca sequías más intensas y frecuentes», señala Urrea.
Desde 2017, Fundación Aquae y la OCDE desarrollan conjuntamente un importante trabajo de análisis, información y divulgación para guiar a los responsables de formular políticas públicas y sensibilizar a los ciudadanos a través de distintos canales de comunicación y de conferencias internacionales sobre economía circular, innovación y el papel de las mujeres en la toma de decisiones del sector del agua.
Con información de Ambientales México