El discurso sobre las mascarillas y su uso en la actual pandemia por coronavirus ha evolucionado en las últimas semanas. Los primeros anuncios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de los Centros para el Control (CDC) y la Prevención de Enfermedades en Estados Unidos, fueron que quienes no estuvieran contagiados y no fueran personal de salud, no necesitaban usarlas.
Pero el viernes 3 de abril, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump anunció una nueva orientación de los CDC, que establece que las personas deben usar mascarillas de tela o pañuelos en público, en especial en lugares concurridos como supermercados y farmacias. En Chile, el domingo 5 de abril el Ministerio de Salud (Minsal) recomendó el uso de mascarillas de tela en los espacios públicos y transporte.
Existe mucha confusión con respecto a las mascarillas, y eso ocurre porque se dan mensajes contradictorios, explica María Neira ingeniera textil, directora del Laboratorio de Investigación y Control de Calidad en Textiles Cuero y Calzado, (Lictex) de la Universidad de Santiago. “Las mascarillas tienen que estar certificadas y nadie certifica, nosotros como laboratorio hemos ayudado a seleccionar telas para realizar mascarillas”, indica.
Desde 1998, Lictex se ha dedicado a la docencia, la investigación y la asistencia técnica en el área de la certificación de calidad textil y de cueros, un tema que hoy adquiere mucha relevancia ante el anuncio de Minsal.
Ingenieros, diseñadores y analistas químicos del Lictex colaboraron recientemente con la Armada de Chile en un estudio para encontrar los mejores tejidos para elaborar mascarillas de protección para el Covid-19.
Tela no tejida
Con la Armada, explica Neira hicieron pruebas similares a las que exige la normativa europea para determinar el poro de la tela y así asegurar que el virus no la traspasa.
¿Qué tela usar? Una que no sea tejida, responde Neira, “que es aquella tela que no tiene hilo que va en sentido longitudinal y transversal, está hecha con fibra que se enmaraña, que está prensada y se paralelizan, y que por fusión o por tratamientos químicos de calor se compacta”.
Ejemplo, de ese tipo de tela, dice, es la que se usa comúnmente en las bolsas corporativas o bolsas que reemplazaron a las bolsas plásticas, denominada polipropileno, que es una tela sintética.
La característica de esa tela está dada por cómo fue estructurada, explica la investigadora. “No es una tela tejida, hay un gran grupo de fibras que van enmarañadas unas con otras, y no son paralelas, por lo tanto, van cubriendo los poros. Ese tipo de tela llega a tener una porosidad de alrededor de una a 4 micras de poro promedio, una micra es la décima de un milímetro, es muy pequeño”, indica.
En el caso de una tela tejida, dice Neira, el riesgo está en se puede doblar de tal manera que siempre coincidan los hilos y van a quedar todos los poros alineados, “eso es lo complicado en ese tipo de tela”.
Una forma de reconocer una tela que no sea tejida es aquella tela que no se deshilacha, que no se puede desarmar. “Tampoco es la tela de polera que también es tejida, tampoco el polar que sí filtra más que otras telas, pero tiene mucha fibrilla que si se aspira la persona se empieza a obstruir inmediatamente. La idea es que sea una tela que uno sienta que no sale fibra de encima, que no tiene polución de fibra”.
Casi todas las mascarillas quirúrgicas que se usan son de tela parecida a esa, dice Neira, y hay algunas que están hechas de dos capas, una que es como un velo y otra de esa tela.
Aclara que en la búsqueda de material, hay que tener claro cuál es la función de las mascarilla quirúrgicas, que es proteger de adentro hacia afuera. Una persona contagiada, entonces, debería usarla para no contaminar al otro. “Pero qué pasaba, que había gente que usaba y otra que no usaba, entonces si una persona sana la usa y la persona que está al lado está contaminado, esa mascarilla pierde efectividad porque entra por todas las mucosas, por los ojos, no es efectiva”, sostiene Neira.
Pero en un contexto en que todas las personas usen mascarilla, se vuelve más afectivo.
Problemas del algodón
La tela que hace referencia Neira que se comercializa como TNT, ya está agotada en el mercado. Existen otras telas que no son tejidas y aseguran que el poro es pequeño. En ese caso, dice, “una persona estornuda lo más probable que no pase hacia el exterior, pero si yo estornudo con una tela de sabana eso va a pasar al otro lado, porque cuando una tela está tejida con hilos que se entralazan siempre va a existir un poro y obviamente es mucho más grande que 5 micras, a lo mejor de 1 milímetro”.
El video del Ministerio de Salud dice que hay que doblar la tela en varias capas, “pero habría que probar realmente qué porosidad tienen esas varias capas”, indica Neira.
La tela que se use no será desechable y hay que lavarla, indica, “entonces más importante de cómo hacer la máscara es como se va a sacar después, una persona no sabe si está contaminada y se hace una mascarilla de tela, ¿qué hago cuando llego de la calle? ¿dónde la dejo? ¿la lavo inmediatamente o la guardo en el bolsillo? Así estoy desparramando el virus por todos lados”.
Si se usa una polera, por ejemplo, que es algodón y que absorbe humedad, va a quedar húmeda y el virus va a pasar al otro lado de la tela, porque tiene un tamaño nanométrico, mucho más pequeño que una micra, “pasa hasta por el TNT, pero el TNT no absorbe humedad como es sintético, y por ese motivo esas mascarillas son desechables”.
¿Sirve usar una toalla higiénica o un pañal desechable? Sí, “porque la toalla higiénica está hecha de un material no tejido, lo mismo que un pañal de guagua, porque están hechos con una capa muy delgada y entremedio hay un gel que retiene el líquido, y tiene celulosa prensada y ocupa todos los espacios”.
No serviría, dice, forrar una tela y colocar algodón entremedio, “pero no sé si esa fibra del algodón al respirar ingresa al organismo y a lo pulmones”.
Un trozo de una bolsa de TNT, dice, se puede usar como filtro en una mascarilla de tela corriente, “se hace una especie de sándwich con la tela, y después se puede lavar”.
Probar las telas con un aerosol para ver su capacidad de filtrar, Neira dice que es un buen modo de comprobar su eficacia. Pero advierte que en el aerosol la presión con que sale el aire es mucho mayor a la presión con la que pasa el estornudo, “entonces se pueden dejar de lado telas que sí sirven, es muy liviano decir que porque pasa el aerosol no sirve, porque el estornudo va con una presión muy alta, pero una persona no estornuda con esa cantidad, eso es relativo”.
Con información de La Tercera