La diabetes es un problema de salud pública a nivel mundial; para el año 2019 se estimó una prevalencia de 9.3%, correspondiendo a 463 millones adultos con diabetes en el mundo. Se sabe que, de dos personas con diabetes, una de ellas no sabe que lo tiene. La prevalencia de diabetes en México ha ido en aumento; en 1993 se reportó una prevalencia de 6.7%, la cual se incrementó considerablemente para el año 2006, donde se estimó que 7.3 millones de personas vivían con la enfermedad, lo que representó el 14.4% de la población adulta. Es muy probable que para el presente año la población con diabetes en México sea mucho mayor. Es importante mencionar que la diabetes en México se está dando a edades más tempranas.
En estudios realizados en el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) hemos encontrado que en el 2014 los seris (comcaác) presentaban una de las prevalencias de diabetes más altas reportadas a nivel nacional. Esta fue de 30.8%, tres veces más alta que la encontrada en pimas (10.1%), dos veces más alta que la encontrada en la población mexicana a nivel nacional en 2006 (14.4%) y 1.6 veces más alta que la reportada en la población de los yaquis de Sonora en el 2008 (18%).
La hiperglicemia crónica (glucosa o azúcar alta en sangre), que caracteriza a una persona con diabetes, puede llegar a desencadenar complicaciones como enfermedad renal, retinopatía, neuropatía, pie diabético y amputaciones. Además, la hiperglicemia está sumamente relacionada con el riesgo de aterosclerosis, desencadenando posibles eventos cardiovasculares y cerebrovasculares. En relación con la mortalidad, en 2017 la diabetes fue la segunda causa de muerte en México, representando el 15.2% de las muertes totales.
Se ha reportado que, de las personas que saben que tienen diabetes, solamente 85.5% mencionaron haber recibido tratamiento médico, 72.4% con hipoglucemiantes y solo un 13% con terapia de insulina. De preocuparse es que un porcentaje mucho menor está llevando un cuidado dietario y de actividad física, como parte de su tratamiento complementario. Se sabe que existe un inadecuado manejo médico para el tratamiento de esta enfermedad y una falta de adherencia por parte de las personas con diabetes a llevar un estilo de vida saludable. Lo anterior explica que exista una proporción muy alta de personas con diabetes que viven con niveles de glucosa alta, con las consecuencias antes mencionadas.
Por otro lado, la obesidad se considera el principal factor de riesgo para la diabetes. Datos muy recientes en México (2018) nos indican que el sobrepeso/obesidad juntos han aumentado de manera preocupante en las últimas décadas. Siete de cada diez personas adultas presentan estas problemáticas de salud. La obesidad pasó de 37.5% a 40.2% en mujeres y de 26.8 a 30.5% en hombres durante el periodo del 2012 al 2018, debido principalmente a dietas poco saludables (caracterizadas por ser altas en densidad energética) y a la falta de actividad física, principalmente.
En indígenas de Sonora, hemos observado que la obesidad en yaquis es mucho mayor (35.0%) que en los seris (26.4%) y pimas (26.6%), mientras que la prevalencia de obesidad reportada para la población rural de Sonora es de 30.4%. Es importante mencionar que las personas con obesidad en los tres grupos indígenas presentan prevalencias importantes de algunas anormalidades como obesidad abdominal, hipertensión, triglicéridos elevados, HDL baja, colesterol elevado, prediabetes y diabetes.
Todo lo anterior es doblemente preocupante por la fuerte asociación observada de estas enfermedades con el COVID-19
Es importante mencionar que, según lo informado por distintas asociaciones de expertos en diabetes en el mundo, entre ellas la Asociación Americana de Diabetes y la Federación Internacional de Diabetes, no hay suficientes datos a la fecha que nos indique que el riesgo de infección por el SARS-CoV-2, el virus causante de la enfermedad COVID-19, sea distinta al que tiene la población en general.
Lo que sí es preocupante es que los datos epidemiológicos de la pandemia de COVID-19 en México y a nivel mundial han reportado una asociación importante entre ciertas comorbilidades prexistentes como la diabetes, obesidad e hipertensión con un mayor riesgo de presentar complicaciones graves de la enfermedad COVID-19 y una mayor mortalidad por COVID-19. Los riesgos anteriores son aún mayores en la medida en que la persona con COVID-19 presenten múltiples comorbilidades, como pudiera ser el caso de la población mexicana.
¿En qué consiste la fase 4 y la fase 5 de la contingencia por coronavirus?
En México, al 06 de abril del 2020 las autoridades de salud nacional reportaron 2,439 casos diagnosticados con COVID-19. El 74% de estos casos no fueron hospitalizados y 26% de ellos hospitalizados (640 personas), de los cuáles,9.06% (221) han sido estables, 13.53% (330) graves y 3.65% (89) requirió intubación.
De resaltar es que de las 125 personas fallecidas por COVID-19 en México, 44% reportaron tener hipertensión, 43.2% diabetes y 40% obesidad.
Es importante saber que los expertos mencionan que es probable que el riesgo de enfermarse gravemente con COVID-19 sea menor si la diabetes está bien controlada. Cuando las personas con diabetes no controlan bien su azúcar, generalmente corren el riesgo de sufrir varias complicaciones relacionadas con la diabetes. Si una persona con diabetes presenta además otras comorbilidades o complicaciones además de la diabetes se aumenta el riesgo de complicaciones graves por COVID-19. Lo mismo sucede cuando se tienen otras infecciones virales, porque la capacidad de su cuerpo para combatir una infección está comprometida.
Es probable también que las personas que ya tienen problemas de salud relacionados con la diabetes tengan los peores pronósticos si tienen COVID-19, comparado con las personas con diabetes sin complicaciones, de ahí la importancia de cuidar que los niveles de glucosa estén controlados para evitar las complicaciones.
El control deficiente de la diabetes puede afectar la respuesta inmune y obstaculizar los esfuerzos del cuerpo para combatir la infección. Por lo tanto, es muy probable que un monitoreo y manejo adecuado de la diabetes, tratando de asegurar que los niveles de glucosa en sangre estén bien controlados, sean útiles para reducir el riesgo de complicaciones más graves de la infección.
En resumen, podemos decir que México presenta una situación de riesgo preocupante por el gran número de casos de diabetes, el grado de descontrol de la glucosa, el número de complicaciones asociadas y las comorbilidades que presentan los pacientes con diabetes que pudieran aumentar los casos graves y fallecimientos debido al COVID-19.
Para tratar de reducir la problemática anteriormente planteada es necesario que las personas con diabetes sigan las siguientes recomendaciones en relación con el COVID-19.
Recomendaciones de la Asociación Americana de Diabetes y la Federación Internacional de Diabetes
Las personas que viven con diabetes es importante que tomen precauciones para evitar la infección con el virus en la medida de lo posible. Las recomendaciones que se han dado a conocer muy ampliamente al público en general son doblemente importantes para las personas que viven con diabetes y para cualquier persona que tenga contacto cercano con las personas que viven con diabetes.
Los miembros sanos de la familia en el hogar deben comportarse como si fueran un riesgo latente para las personas con diabetes, o cualquier otra comorbilidad. En la medida de lo posible, se debe poner a disposición un espacio protegido para los miembros vulnerables del hogar y un solo miembro de la familia que los cuide.
Para las personas con diabetes y sus cuidadores se recomienda
Lavarse las manos con frecuencia con agua y jabón durante al menos 20 segundos, especialmente después de sonarse la nariz, toser o estornudar.
Evitar tocarse la cara, nariz y ojos.
Limpiar y desinfectar cualquier objeto y superficie que se toque con frecuencia.
No compartir alimentos, vasos, toallas, herramientas, etc.
Al toser o estornudar, cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo de papel o usar la parte interior del codo si no tiene un pañuelo a mano (desechar el pañuelo adecuadamente después de usarlo).
Tratar de evitar el contacto con cualquier persona que presente síntomas de enfermedades respiratorias, como tos.
Si siente que está desarrollando síntomas parecidos a la gripe, asegúrese de llamar a su médico y QUÉDESE EN CASA.
Si la persona tiene diabetes:
Prepárese con tiempo por si llegara a enfermarse con COVID-19.
Asegúrese de tener todos los datos de contacto relevantes a mano por si los llega a necesitar, como números de teléfono de su médico o institución de salud.
Preste atención especial a su control de glucosa o azúcar en la sangre. El monitoreo regular puede ayudar a evitar complicaciones causadas por niveles altos o bajos de glucosa en la sangre.
Si presenta síntomas similares a los de la gripe (fiebre, tos, dificultad para respirar), es importante consultar a un profesional de salud.
Cualquier infección aumentará sus niveles de glucosa y aumentará su necesidad de líquidos, así que asegúrese de poder tener agua suficiente.
Manténgase hidratado (se nos puede olvidar tomar agua al tener menor actividad, pero puede tener un termo u otro recipiente que se lo recuerde).
Asegúrese de tener un buen suministro de medicamentos para la diabetes. Piense en lo que necesitará durante su aislamiento en casa por varias semanas.
Asegúrese de tener acceso a suficiente comida como para quedarse en casa por un período de tiempo (cuide no hacer compras de pánico).
Continúe con sus hábitos saludables y mantenga una alimentación correcta. Respete sus horarios de comida como de costumbre y evite consumir postres o snacks en exceso.
La actividad física regular es de gran beneficio para la población en general y aún más para las personas que viven con diabetes. En las redes sociales e internet puede encontrar tutoriales para hacer ejercicio en casa.
Si está haciendo trabajo en casa, trate de tener un espacio destinado para hacer eficiente su trabajo.
Asegúrese de tener suministros adicionales como alcohol para desinfectar y jabón para lavarse las manos.
Asegúrese de poder corregir la situación si su glucosa en la sangre cae repentinamente (hipoglucemias). Tenga a la mano una fuente de glucosa como miel, etc., que pueda usar para normalizar sus niveles bajos de glucosa.
Si vive solo, asegúrese de que alguien en quien pueda confiar sepa que tiene diabetes, ya que pudiera necesitar asistencia si se enferma.
Mantenga un horario regular, evite el exceso de trabajo y tenga una buena noche de sueño.
No se desespere, recuerde que solo es un momento que puede evitar consecuencias más graves.
El COVID-19 es un nuevo coronavirus. Manténgase informado de los avances y nuevas recomendaciones en relación con esta pandemia a partir de fuentes confiables, como son las secretarías de salud estatal y nacional, así como las asociaciones de expertos en diabetes nacional e internacional. ¡No comparta información falsa!
Finalmente, es importante recordar que en México a la fecha estamos en la fase dos de la pandemia, caracterizada principalmente por la transmisión comunitaria, donde el seguimiento de los contactos se hace más difícil. Según la última información proporcionada por las autoridades de salud nacional, en las próximas dos o tres semanas estaríamos entrando a la tercera etapa de la pandemia, donde tendremos miles de casos.
Es importante también recordar que a la fecha no existe ningún medicamento o vacuna para el virus que causa el COVID-19. Sin embargo, no hay duda de que todos nosotros podemos actuar como una vacuna, con la sencilla acción de QUEDARNOS EN CASA. Esta acción permite no contagiarse con el virus y, para aquellos que ya lo tienen, que no puedan contagiar a otros. Recuerde: seamos responsables y solidarios QUEDANDONOS EN CASA, ya no tendremos una oportunidad mejor.
Con información de El Imparcial