Según un estudio elaborado por expertos y publicado en la revista Science, la ausencia medicamentos eficientes provocaría la extensión del distanciamiento dos años más.
Aunque muchos países ya están planteando reducir las medidas de distanciamiento social para frenar el coronavirus, puede que estas necesiten prolongarse más de lo esperado en el caso de que no se encuentren medicamentos eficaces o una vacuna. Es lo que sostiene un estudio elaborado por expertos y publicado en la revista Science, según el cual, de darse esos condicionantes, tendríamos que extender el protocolo de distanciamiento hasta 2022.
Predecir fin de la pandemia en verano no es coherente
“Las infecciones se propagan cuando hay dos cosas: personas infectadas y personas susceptibles de serlo”, indicó a The Guardian Marc Lipsitch, profesor de epidemiología en Harvard y coautor del estudio. “Predecir el final de la pandemia en el verano [de 2020] no es coherente con lo que sabemos sobre la propagación de infecciones”, agregó.
Uno de los aspectos que tiene en cuenta la investigación es el tiempo que dura la inmunidad de las personas infectadas. Todavía es una incógnita, pero podrían darse dos escenarios: que la inmunidad sea permanente y la COVID-19 desaparezca tras cinco años o más después del primer brote; o que los anticuerpos solo sean efectivos un año y tengamos un ciclo anual de brotes. Este último caso es el más frecuente con otros tipos de coronavirus.
Sin distanciamiento podría haber rebrote
El estudio considera muchos escenarios posibles, pero todos ellos tienen algo en común: que aparecería un rebrote del coronavirus después de levantamiento de las restricciones. Aun así, al igual que muchos otros informes científicos, se necesita tiempo para poder verificar el contenido.
“Es importante señalar que el estudio es coherente con los datos actuales pero, no obstante, se basa en una serie de suposiciones, por ejemplo sobre la inmunidad adquirida, que aún no se han confirmado. Por lo tanto, se debe considerar que sugiere posibles escenarios en lugar de hacer predicciones firmes “, dijo a The Guardian Mark Woolhouse, profesor de epidemiología de enfermedades infecciosas en la Universidad de Edimburgo.