Ya existen antecedentes del poder que puede tener en el ánimo de una mujer un labial rojo. En la Segunda Guerra Mundial fue un elemento clave para subir la moral de las mujeres.
¿Sabes esa sensación de poder que sientes cuando llevas puesto un labial rojo? Quienes sean adeptas a ellos o quienes lo utilicen en ocasiones sumamente específicas, coincidirán que al usar pintalabios escarlata, simplemente, llamarás la atención y, a veces, eso es necesario. Hoy en día el efecto puede darse al cruzarse con alguien en la calle o a través de un selfie.
Pero, más allá de pintarte para los demás, cuando lo haces para ti misma, los beneficios son aun más poderosos. ¿Sabes esa sensación motivadora de cuando te ves en el espejo y, simplemente, te gustas? Pocas cosas se comparan con eso y, para lograrlo, muchas veces se necesita de poco y un labial rojo puede ser un gran aliado.
La vanidad, como todo en la vida, es recomendable cuando no es en exceso. Abrazarla y disfrutarla y es el primer paso para el auto cuidado y, en tiempos difíciles puede ser un As bajo la manga para afrontar cualquiera sean los retos que tengamos por delante.
Esto es algo que supo entender muy bien el gobierno británico durante la Segunda Guerra Mundial, cuando bajo el mando del primer ministro Winston Churchill, consideraron a los pintalabios como bienes de primera necesidad pues usarlos “levantaba la moral de la población”. Una idea que iba alineada con el mensaje que, en la mismas circunstancias, específicamente en 1941, sentenció la edición británica de Vogue: “Beauty is your duty” (“La belleza es tu deber”) el cual, por más trivial que pudiera parecer en otro escenario, en momentos de desesperanza lo bello puede incluso un acto de rebeldía.
Tal y como explica Rachel Felder, periodista y autora del libro “Red Lipstick: An Ode to a Beauty Icon” a la revista española S Moda, “Winston Churchill entendió que llevar pintalabios rojo hacía a las mujeres sentirse fuertes, seguras y atractivas, unos sentimientos especialmente preciados en tiempos de crisis.”
O como señala Vanessa Friedman, editora de moda de The New York Times, en uno de sus más newsletters relacionados a la pandemia, en el que rescata el testimonio de una lectora, sobreviviente del Holocausto, quien recuerda cómo su madre, mientras vivían escondidos en un ático en Francia, todas las mañanas se pintaba una línea negra en la parte de atrás de sus piernas simulando la costura de unas medias panties. No se trata de un labial, pero sí de un gesto de vanidad para elevar el espíritu ante la adversidad. Y es que cuando todo se sale de control, tener control, por lo menos, de tu apariencia puede sentirse como una victoria.
Si bien hoy no es una guerra la que aqueja al mundo sino una pandemia que ha puesto en jaque a industrias, gobiernos y estilos de vida, con la incertidumbre de cómo será la vida después de que todo esto pase, hoy vivimos tiempos difíciles que invitan a ser fuertes, persistentes, disciplinados y optimistas… a pesar de todo.
Entre las recomendaciones que más se leen y se escuchan para llevar el día a día, sobre todo para quienes tengan el privilegio de trabajar desde casa, es cambiarte levantarte y cambiarte las pijamas, vestirte quizás no como si fueras a la oficina pero sí con un outfit que siente el mood para que estés cómoda y activa. Lo ideal es seguir estos consejos y si puedes agregar un toque de color a tus labios pues mejor. Pero cuando, de plano, las ganas de cambiarte no son muchas y los ánimos también están bajos, haz del labial tu primer paso y, no importa si es lo único que hagas, pinta tus labios de rojo y verás cómo te sentirás un poco más lista para cualquier cosa o, por lo menos, más linda.
Con información de Vogue