No sólo la pandemia de COVID-19 está matando a millones de personas en el mundo, cientos más están muriendo por las curas milagrosas y teorías de conspiración que se han estado difundiendo en las redes sociales.
Un estudio de la Sociedad Americana de Medicina e Higiene Tropical, con sede en Estados Unidos, identificó al menos que 800 muertes y 5 mil 876 hospitalizaciones en 87 países están relacionadas con la “infodemia”, es decir, la propagación excesiva de noticias, muchas de ellas falsas, sobre el COVID-19.
Entre los rumores difundidos, analizados en el estudio, se encuentran los supuestos beneficios de beber orina de camello con cal, dados a conocer en Arabia Saudita o la recomendación de usar plantas medicinales en Africa, y tomar metanol en Turquía. El análisis detectó además 60 casos de ceguera por usar estas curas milagrosas.
Una iglesia en Corea del Sur incluso dio agua salada en spray a los asistentes, lo que resultó en más de 100 infecciones por agua contaminada.
Doce personas más, entre ellos cinco niños, enfermaron en india luego de consumir un licor hecho de semillas tóxicas de una planta que asemeja la forma del virus SARS-COV-2.
En Latinoamérica, uno de los remedios sin evidencia científica más difundidos es tomar dióxido de cloro, un compuesto usado como desinfectante; su uso se popularizó en países como México, Argentina y Bolivia por la idea errónea de que combate el virus SARS-CoV-2.
Hasta el momento no hay vacuna ni tratamiento que prevenga la infección por COVID, por lo que buscar y tomar cualquier tipo de cura milagrosa podría causar graves daños a la salud e incluso provocar la muerte.
Con información de En Punto