1. La cerveza no solo refresca la garganta. También es motivo de historias increíbles, si no fuesen ciertas. Por ejemplo, en Colombia, la exguerrilla de las Farc pretende consolidar su reinserción a la sociedad a través de un proyecto para la elaboración de cerveza artesanal. Ello puede contribuir a la paz en ese país.
2. Debido a la pandemia de COVID-19, Alemania decidió suspender todos los acontecimientos con público masivo. Eso afectó a la fiesta popular más conocida de Alemania: el Oktoberfest. Pero, inusitadamente, surgió un sustituto para la ciudad de Múnich, como sede. De no creerse.
3. Aunque la cerveza es uno de los productos emblemáticos de Alemania, en gran parte debido al Oktoberfest, este país es apenas el quinto país cervecero del mundo. Eso sí, nadie le quita a la cerveza su lugar dentro de la cultura popular alemana.
4. Hay puristas para todo. En la cerveza, son muchos los que se niegan a mezclarla con otras bebidas, a fin de degustar su sabor íntegro. Pero otras personas son de mentalidad más abierta; por ejemplo, quienes toman el famoso “Radler”.
5. Entre los muchos museos que hay en Alemania, no podía faltar uno dedicado a la materia prima de la cerveza: el lúpulo.
6. La cerveza no solo puede elaborarse a partir de malta y lúpulo. También hay cerveza hecha de pan, con la que además se ahorran recursos.V
7. La pandemia de COVID-19 secó la economía a tal grado, que algunos fabricantes se vieron obligados a regalar la cerveza ya producida, ante la posibilidad de que se echara a perder.
8. No solo la cerveza alemana es reconocida en el mundo. En 2016, la Unesco declaró a la cerveza belga Patrimonio Cultural de la Humanidad.
9. La producción de cerveza está regulada en Alemania por la llamada “Ley de Pureza”
10. La “Ley de Pureza” que regula la fabricación de cerveza en Alemania tiene más de 500 años de antiguedad. En 2016, la norma cumplió el medio milenio.