El Trastorno Obsesivo Compulsivo afecta a más de 100 millones de personas en el mundo y, muchas de ellas, son hombres.
El Trastorno Obsesivo Compulsivo, TOC, ha estado ahí siempre y la literatura lo ha recogido. “Cherviakov reconoció al general del Estado Brizhálov (…) ‘¡Le he salpicado! —pensó Cherviakov—. No es mi jefe, pero de todos modos es una situación incómoda. Tengo que disculparme’(…) Al llegar maquinalmente a su casa, sin quitarse el uniforme, se tumbó en el diván y… murió”. Con un humor sardónico, el autor ucraniano Antón Chéjov (1869-1904) describió, en su relato “La Muerte de un Funcionario”, al extremo que puede llevar para un hombre lo que hoy se describe como una condición potencialmente grave.
¿De qué va todo eso? “El TOC es una reacción a una idea compulsiva, que lleva a acciones y pensamientos que se realizan de forma ritual”, dice la psicóloga Wendy Rodríguez. Este trastorno es el cuarto más frecuente en los hombres, y supera a la esquizofrenia, el trastorno bipolar y los trastornos alimentarios. Este trastorno afecta a más de 100 millones de personas en todo el mundo, de los cuales una gran cantidad son hombres entre las edades de 18 y 60 años. Como la anorexia y la bulimia, cualquier hombre puede sufritla.
Las manifestaciones son actos compulsivos y recurrentes, que se realizan conscientemente para reducir o prevenir reacciones de incomodidad ante ciertos estímulos. Un ejemplo es ordenar meticulosamente la posición de cada elemento en un escritorio de la oficina, organizar constantemente la ropa de tu clóset colores, aquella silla que debe quedar en el lugar exacto antes que la muevas para sentarte en ella o, como le pasó a Cherviákov, obsesionarse por haber estornudado en un sitio ante el temor de haber salpicado a alguien que ni siquiera se enteró del estornudo. Cuando estas situaciones desencadenan un sentimiento de malestar, ira o frustración, se convierten en un desorden psicológico serio.
Según las fuentes consultadas, quienes sufren de Trastorno obsesivo compulsivo, están conscientes de que sus pensamientos son irracionales, pero a la vez les aterroriza puedan ser verdaderos. En cuanto a sus reacciones y comportamientos, les queda claro que carecen de sentido, pero no tienen la fuerza de ánimo ni la voluntad para detenerlos. Hay que establecer una diferencia entre algunos hábitos mecánicos y costumbres casi obsesivas y el TOC. “Cuando hablamos de TOC, nos referimos a comportamientos o actos mentales que son acciones desconectadas de una manera realista y racional con la realidad, o bien los que resultan obviamente excesivos.”, comenta la Dra. Rodríguez. Para definir que un hábito se ha convertido en patología, hay que tener en cuenta la meticulosidad y frecuencia con que se realiza, y las reacciones desmedidas ante cualquier “alteración”.
Algunos hombres incluso pueden mostrarlo al tener múltiples cirugías plásticas.
¿Cuáles son tres de las manifestaciones más frecuentes del trastorno obsesivo compulsivo?
Observa si te sucede a ti o a tu compañero en la oficina, que invierten una considerable cantidad de tiempo y una atención desmedida a configurar cada cosa encima de su escritorio. Además, fíjate en si eso es algo que hacen a diario, más de una vez y que le provoca incomodidad si algo altera ese orden. Esa persona se convierte en un esclavo del orden de su espacio de trabajo. Si moverle de lugar algo les ocasiona una respuesta violenta o de descontrol físico, hay probabilidades de que sea un paciente potencial.
Otra manifestación es el terror a lo que consideran falta de higiene o a la posibilidad de infectarse con gérmenes. Estas personas, que suelen catalogarse como víctimas de misofobia. Estas personas solo se sienten tranquilas en ambientes ultra limpios, se aterrorizan ante la perspectiva de tocar una superficie que tenga patógenos, se lavan las manos e higienizan sus entornos de manera obsesiva. Esto parece ser positivo, especialmente en días como los que estamos viviendo, pero no si se lleva a un extremo de practicarlo en exceso y siempre. Esa obsesión por la higiene puede, incluso, afectar el desarrollo normal de las defensas de nuestro organismo a los patógenos y termina por debilitar al sistema inmunológico. Según una fuente consultada en Internet, “hay una gran diferencia entre ser perfeccionista y padecer TOC. Los pensamientos relacionados con ello no son simples preocupaciones excesivas sobre problemas reales o se relacionan con que a alguien le guste tener las cosas limpias u ordenadas de una cierta forma”.
Otra manifestación del TOC son las llamadas obsesiones sexuales, que no deben confundirse con las parafilias. En este caso, el tema va por el miedo a actuar manera inapropiada sexualmente, tocar a otros, hacer comentarios sexuales inapropiados, temor a gritar obscenidades o dudar de la propia orientación sexual. Hablamos de esas personas reticentes a estrechar la mano de otra, tener un gesto amistoso, hacer un elogio inofensivo o los que se alarman si admiran los progresos de un amigo en el gimnasio. “Padecer estas dudas puede dar lugar a ansiedad y depresión. Los pacientes tienden a evitar estar cerca o solos con otras personas en donde sus pensamientos están dirigidos hacía ellos”, dice un reporte de TOC México. A este capítulo en particular, volveremos a referirnos en una próxima nota.
Es importante saber que si alguien en nuestro círculo muestra estas actitudes, es importante abordarlas con él con mucho tacto y sugerirle que busque ayuda profesional. La buena noticia es que las terapias de conducta pueden ayudar y, para los casos severos, los medicamentos que existen pueden controlar y hasta revertir las manifestaciones del Trastorno Obsesivo Compulsivo.
Con información de GQ