El icónico novelista vivió en Cuba por un tiempo y ahí aprendió un truco para hacer un mojito perfecto.
El mojito tiene una historia interesante, todo comienza con Sir Francis Drake, un pirata británico que se dedicó a recorrer los mares y a explorar el mundo (se dice que fue el segundo hombre en navegar alrededor del mundo), a pesar de que siempre parecía tener detrás a un grupo de españoles que querían detenerlo.
Según cuenta la leyenda de Richard Drake, el primo de Sir Francis, al pirata le dio por inventar una nueva bebida a la que llamó El Drake (aka el apodo con el que lo conocían) y para eso usó una serie de ingredientes que fue recolectando a lo largo de sus viajes. La bebida llevaba azúcar de las plantaciones, hierbabuena y limón que crecía en las tierras que visitaba, además de que le agregaba Cachaza, una bebida destilada por los esclavos de Brasil y que le era más fácil de conseguir que el ron.
Después, Fernando Campoamor el “Historiador del Ron” cubano descubrió evidencias de que Drake y su tripulación usaban esta bebida como un remedio para el estómago, e incluso los marineros del caribe seguían tomando “Drakes” o “Draquecitos” siglos después de la muerte de Sir Francis Drake.
Con el tiempo, el mojito se convirtió en la bebida preferida de los cubanos y, eventualmente, llegó a ser relacionado con otro hombre legendario, el novelista americano Ernest Hemingway, que pasó gran parte de su vida viviendo en la isla.
En tiempos de la Ley Seca, Hemingway prefería pasar su tiempo en un lugar más interesante, Cuba, para poder divertirse un poco sin que nadie lo molestara (este era un hombre que decía cosas como “Demasiado de algo es malo pero demasiado buen whisky es raramente suficiente”). Hemingway amaba un buen whiskey y el alcohol en general, pero tenía una bebida en especial que le encantaba, y ese era el famoso mojito.
Se dice que, por las tardes, Hemingway hacía una “peregrinación” a la famosa Bodeguita del Medio (uno de los bares más famosos de Cuba, que todavía puedes visitar al día de hoy y de hecho es una parad obligada en la isla) para escapar del intenso calor húmedo de las calles de La Habana, y lo que pedía para refrescarse era siempre un mojito (uno de los mejores drinks para los fanáticos del ron).
Pero, al tratarse de Hemingway, vaya, un experto en alcoholes, el mojito que él pedía era un poco más interesante (así como el Negroni de Stenley Tucci) que los que le servían el resto de los hombres que buscaban una bebida que mantuviera el calor alejado. Hemingway prefería el suyo con un detalle diferente que supuestamente hacía que una bebida bastante buena se convirtiera en una realmente excepcional.
Supuestamente, Hemingway cambiaba el agua por champán, lo que hace que la bebida sea más intensa. Este tipo de mojito recibe el nombre de Mojito Royal (que tal vez no te van a ofrecer en la Bodeguita del Medio, pero seguro te lo preparan si sabes cómo pedirlo).
Mojito
¿Qué necesitas para preparar el mojito de Ernest Hemingway?
50 ml de ron (añejo a ser posible)
Jugo de medio limón (o de una lima)
2 cucharadas de azúcar morena
30 ml de champán
Unas hojas de hierbabuena
Hielo (mucho, este es un ingrediente indispensable y un mojito caliente seguro no va a saber nada bien)
Cómo prepararlo:
En este caso, sí es importante que sigas el orden de los pasos.
En un vaso, coloca las hojas de hierbabuena y el azúcar, y machaca con un mortero (saca toda tu furia, mientras más machacado quede es mejor)
Llena el vaso de hielo hasta arriba (el hielo picado queda mejor).
Llena la copa empezando (sigue el orden) por el ron, jugo de limón y, por último, el champán.
Revuelve lentamente los ingredientes para que se mezclen, pero no lo hagas demasiado rápido, de lo contrario se va a perder el gas del champán.
Decora con una rodaja de limón y unas hojas de hierbabuena para ese toque de playa.
Con información de GQ