La crisis sanitaria y económica, detonadas por el coronavirus y las medidas para mitigar su propagación, han exhibido los flancos de un modelo económico concentrado en el privilegio, coincidieron Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), y Dilma Rousseff, expresidenta de Brasil.
“La crisis de la salud está forzando un cambio de paradigmas y de conceptos; el neoliberalismo es incapaz de afrontar una crisis de esta dimensión y la necesidad de un Estado democrático pasa realizarlas”, subrayó la política brasileña en una intervención pregrabada a una convocatoria de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento.
Como ejemplo, Dilma identificó a su país como el “epicentro mundial de la pandemia”. “Brasil es un caso contundente de fracaso de las autoridades para enfrentar la pandemia. Su presidente (Jair Bolsonaro) es un hombre de carácter neofascista que negó la existencia de la crisis sanitaria. No tomó las suficientes medidas sanitarias”, agregó.
Se debe “revisar el modelo de desarrollo a profundidad”, recalcó Bárcena en su intervención, dado que el vigente en las últimas décadas estuvo montado en la cultura de privilegio y desigualdad. Ahora, el descontento social que recorre varias economías atiende a un punto de quiebre tras décadas asociadas a la concentración de riqueza y deterioro ambiental que se justificaron en nombre del crecimiento; el cual tampoco se dio, agregó la secretaria ejecutiva de la Cepal.
Bárcena subrayó que Covid-19 ha magnificado las “grandes y graves desigualdades” de América Latina. Entre ellas la desigualdad de género, la pérdida de la biodiversidad, la pobreza, el desempleo, “el odio que se está extendiendo” y el acceso a tecnologías. Por ende la necesidad de un nuevo pacto político para impulsar “un régimen de bienestar, inclusivo, universal”.
El “telón de fondo que recorre toda la región es el desencanto social frente a un modelo de desarrollo centrado en concentración de riqueza, de ingreso, con extractivismo, deterioro ambiental y donde prevalece la cultura del privilegio”, subrayó.
Al respecto, dijo que en adelante todo modelo económico además de crecimiento debe estar orientado también a redistribuir. Según cálculos realizados por la Cepal, el objetivo de eliminar la pobreza extrema en América Latina para 2030 sólo será posible si se reduce en 1.5 por ciento el índice de Gini –que mide la desigualdad- y se crece anualmente a 5 por ciento en la próxima década. “Prácticamente imposible”, manifestó Bárcena.
Con información de La Jornada